Primer Trío de Álamos |
Corría el año de 1954
cuando Federico Erbe Sotomayor, un inquieto joven de 22 años compra una
guitarra, con la intención de imitar a los grandes de la canción romántica; es
así como surgen los tríos en la ciudad de los portales.
ÁLAMOS, SONORA.
Juan Vidal Castillo
En
esta cabecera municipal, el trío es la formación de música popular, que tiene
mayor presencia en diferentes momentos de nuestra vida.
Con
él llevamos serenatas a la mujer amada o al amor imposible, es un canal de
reconciliación para las parejas con problemas, también está presente en los
bautizos, 15 años, días de las Madres, bodas y hasta en el Cementerio cuando
muere un ser querido.
En
Alamos durante las noches meridianas, cuando el bullicio diurno se ha
convertido en quietud, es común escuchar el rasgueo de guitarras proveniente de
ejecutantes experimentados algunos, principiantes otros, intérpretes de la
canción romántica popular pero bohemios todos, que se concentran por lo regular
en la plaza de armas...
Personajes
nocturnos que ya pertenecen al paisaje local, y que cuando la ocasión lo
amerita, dedican gran parte de la noche a llevar alguna serenata, siguiendo así
con una tradición muy común en México y
particularmente en la Ciudad
de los Portales.
Muchos
de ellos, o quizás ninguno sabe que el bolero vino de España a Cuba, y que
luego llegó a México donde fue perfeccionado y popularizado por grandes
compositores mexicanos como: Agustín
Lara, María Greever, Álvaro Carrillo y Armando Manzanero.
Tampoco
imaginan que los tríos mexicanos y la interpretación del bolero han existido
durante muchos años y que ninguno había recibido atención mundial hasta la
formación, en 1944, del trío los panchos, quienes junto con otros de posterior
creación desataron una verdadera fiebre en todo el continente, logrando brincar
hasta el país del sol naciente el Japón.
Los
jóvenes alamenses de la década de los 50s, no pudieron sustraerse de los encantos
de esta poderosa arma que de inmediato intentaron utilizar en sus momentos de
bohemia y de búsqueda de la persona amada.
Corría
el año de 1954 cuando Federico Erbe Sotomayor, un inquieto joven quien solo
contaba 22 años en esa época, con su sueldo de empleado de la talabartería de
Guillermo Acosta, compra una guitarra, con la intención de imitar a los grandes
de la canción romántica y como no sabía ni tomar tal instrumento musical. Se da
a la tarea de convencer a don Felipe Hurtado para que le enseñara un poco,
aprendiendo así la canción “no me
quieras tanto”
Ya que
se sintió capaz de acompañar la canción procedió a llevar a cabo la ilusión de
su vida: el formar un trío... y para
ello invitó a Chuy Esquer como primera voz, a Arnulfo Hurtado como segunda,
para él hacerse cargo de la tercera.
Se
iban al puente del barrio del Perico mismo que estaba hecho de madera y como
ninguno sabía suficiente de guitarra seguían el ritmo con las tablas de dicho
puente de canciones como “mi Magdalena”
y “no me quieras tanto”.
Después
de 3 años de esta rutina y de seguir los consejos musicales de don Felipe,
Federico llamó a Ramón Hurtado quien ya sabía un poco de guitarra y hacer
segunda voz.
Posteriormente
invitaron a Ramón Cervantes como primera y después entró Enrique Sánchez a
reforzar dicha primera voz, logrando ser contratados por primera vez por Luis
Parra para dar una serenata en la calle de las palmas a su entonces novia Marba
Vázquez recientemente fallecida.
Ya
como grupo organizado don Chuy Ramírez los contrató de planta en el casino de álamos
y Después el Norteamericano Alvin J. Gordon en el Hotel Casa de los Tesoros de 7 a 8 de la noche,
por un sueldo de 30 pesos la
Hora.
Federico
Erbe además de rebelar su talento para la composición con canciones como “dos
derrotas”, nunca imaginó que con su inquietud
estaba abriendo una brecha por donde se canalizaría el talento de muchos
otros de su época y de la actual, que decidieron tomar la estafeta. Surge el
cuarteto Tesoro formado por Macoby Alcántar, Gabriel Hurtado, Rodolfo
Hurtado, y el desaparecido don Agustín Rosas, desde 1973 se mantienen vigentes
como trio
Pero
la lista de trovadores algunos antes otros después sería quizás interminable:
Marcial y Rafael Sánchez, Beto Gastélum, don Biro González, Loreto Sánchez de
voz encantadora, los integrantes de la estudiantina dr. Alfonso Ortíz Tirado
desde 1989 por donde han desfilado mas de un centenar de cantores y de donde
surge el cuarteto los Hacendados, después los Parra haciendo mención que muchos
de los mencionados emigraron para desempeñarse en este género en diferentes
partes del Estado y de otros lugares
allende las fronteras.
De
todos los sectores de Álamos el que más trovadores ha aportado el es barrio del
Perico, donde está comprobado que el
100% de sus moradores son excelentes cantantes y casi la
totalidad de los varones ejecutan mínimamente la guitarra.
Los
tríos, la bohemia y la serenatas, atractivos característicos del pueblo mágico
de Alamos
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