Antes de la insulina utilizable en humanos, un diagnóstico
de la diabetes se tomaba como una sentencia de muerte
En 1921, Nicolae
Paulescu logró sintetizar una hormona pancreática que hacía disminuir los
niveles de glucosa en los perros pancreatomizados, al igual que en perros sanos,
publicó sus hallazgos denominando a la sustancia como pancreína; sin
embargo, a consecuencia del inicio de la Primera Guerra Mundial tuvo que dejar
sus investigaciones.
El 5 de
febrero de 1922 Frederick
Banting y Charles H. Best, en un artículo detallan los mismos
hallazgos encontrados por Paulescu y reportan que el compuesto al ser inyectado
tenía efectos negativos como fiebre y abscesos en los pacientes; con ayuda del bioquímico
James Collip, trabajan otro compuesto pancreático más limpio, logrando una
mejoría significativa en la población atendida (Carrillo, Carrillo, Carrillo,
2008; de Leiva, Brugués y de Leiva-Pérez, 2011).
Antes del
descubrimiento de la insulina utilizable en humanos, un diagnóstico de diabetes
era prácticamente una sentencia de muerte. Con su descubrimiento, por ejemplo,
la esperanza de vida de un niño diagnosticado a los 10 años aumentó a 36 años
(de Leiva, Brugués y de Leiva-Pérez, 2011). Noventa años después, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que aproximadamente 347 millones
de personas padecen diabetes en el mundo, mientras que la Federación
Internacional de la Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés) estima que en 2011,
dicho número asciende a 366 millones y proyecta que para 2030 será de 552
millones de personas.
Mientras
que hace 90 años, la mayoría de los pacientes con diabetes era
insulinodependientes (Tipo I), actualmente es mayor el número de personas que
padece diabetes Tipo II, lo que resulta preocupante pues el inicio de la misma
se puede relacionar a factores congénitos y estilos de vida de la población. De acuerdo con la IDF
(2011), 80% de las personas con esta enfermedad viven en países de ingresos
bajos y medios. En este sentido, con el objetivo de sensibilizar
a la población mexicana sobre la importancia del cuidado de su salud, el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía presenta un panorama general sobre la situación
actual de la diabetes en México, en el marco del Día Mundial de la Diabetes que
estableció Naciones Unidas en 2006, para conmemorar el
nacimiento de Frederick Banting,
MORBILIDAD
La diabetes es una enfermedad crónico
degenerativa, porque tiende a progresar con el tiempo y no es curable. Sus síntomas
incluyen sed, hambre, ganas constantes de orinar, cansancio y pérdida de peso;
una vez que se ha realizado el diagnostico (por medio de una sencilla prueba de
sangre), una de las primeras acciones es apoyar al paciente con medicamentos,
cambio de estilo de vida y dieta.
Para lograr una atención efectiva se
requiere de la intervención multidisciplinaria; además del médico, es
importante contar con un nutriólogo para establecer una dieta adecuada; un
psicólogo médico conductual, quien ayudará al afrontamiento de la enfermedad, a
fomentar la adherencia y a controlar las emociones relacionadas con la pérdida
de la salud; un endocrinólogo, para dar seguimiento de manera adecuada y evitar
complicaciones; y un algólogo, para manejar el dolor en caso de existir
complicaciones neuropáticas o molestias crónicas. Estos especialistas son el
equipo básico que se requiere para trabajar directamente con el paciente, con
el fin de lograr los cambios necesarios y disminuir complicaciones, que
implican costos tanto para él, como para las instituciones de salud.
La diabetes tiene una dinámica propia
en cada grupo etario, durante 2010, el grupo de población con mayor egreso
hospitalario por diabetes es el de 75 a 79 años, afectando principalmente a las
mujeres (897 hombres y 983 mujeres por cada 100 mil personas del mismo grupo de
edad). Resulta preocupante que la morbilidad hospitalaria se incrementa
conforme avanza la edad, alcanzando la variación para algunos grupos de edad
casi el doble; por ejemplo, entre la población de 35 a 39 años, salen del
hospital por diabetes 59 de cada 100 mil personas; entre los 40 a 44 años son
109 y en la población de 45 a 49 años, 205 personas.
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