+ El
gobernador sigue montado en su macho + Con su bancada y dos paleros impuso la
tenencia desde el Congreso + Ofrece diálogo y termina dando atole con el dedo +
Próspero Ibarra siembra y apuntala aspiraciones políticas + Reaparece Pepe
Morales, ahora en la Ucamayo
Por Víctor Fausto Silva D.
NAVOJOA, Sonora, abril 28 de 2013.- Vista la forma en que actúa el gobernador Guillermo Padrés,
nadie con dos dedos de frente debe sentirse sorprendido o engañado en el asunto
de la tenencia vehicular, disfrazada bajo el pomposo concepto de Contribución
para el fortalecimiento municipal (Comun).
El hombre, una versión renovada y recargada de la soberbia y la
prepotencia de Eduardo Bours, simple y sencillamente aplicó la misma fórmula
que en el acueducto Independencia: aquí nomás mis chicharrones truenan y
háganle como quieran.
Meses de parálisis en el Congreso del Estado no podían terminar
de forma diferente cuando él es quien la provocó mediante el mangoneo de la
bancada panista, reforzada con la ayuda de un diputado palero del Panal –Ismael
Valdez- y una traidora del PRD, Hilda Alcira Chang, que contra viento y marea
sostuvieron su voto a favor de la tenencia.
Natural, por lo demás. ¿O a poco alguien creyó que iban a
devolver las entradas?
No había de otra. Meses atrás, Padrés se montó en su macho y
mandó el mensaje muy clarito: el carro que él maneja no tiene reversa.
Olímpicamente ignoró a cuantos osaron oponérsele, y a los
llamados “Mal nacidos” y sus críticos de Cajeme los mandó por un tubo del
acueducto, con ganas de que ahí se queden atorados de por vida, no sin antes
jugarles el dedo en la boca, a los primeros pidiéndoles que le presentaran una
contrapropuesta y a los segundos toreándolos con la salchicha que corretea el galgo
en la pista. Presumiblemente les ofreció hasta pagarles el recibo del agua de
por vida, pero éstos le salieron con que jamás les presentó tal ofertón
el Secretario de gobierno Roberto Romero López.
Al fin de cuentas, el resultado para ambos fue el mismo: ni los
veo ni los oigo.
Conocedor del teje-maneje legislativo –por algo fue diputado y
senador- Padrés le apostó al desgaste de unos y otros, y como boxeador mañoso
se reclinó en las cuerdas cada vez que recibía un mandarriazo, sabedor de que
al final se impondría porque trae sendos ladrillos en los guantes. Y así
cualquiera gana.
Hay sin embargo síntomas de que no todo es miel sobre hojuelas.
Es el caso de la demanda de juicio político en su contra, nada nuevo a lo largo
del enfrentamiento con los productores del sur, de no ser porque ahora ya son
60 los diputados federales los que estamparon su firma en la solicitud ante el
Congreso de la Unión.
Las conductas delictivas que le imputan no son menores, aunque
ya se sabe que la sola petición no basta, pues la cámara está retacada de
solicitudes similares. Una cosa es pedir y otra que proceda, difícil además en
tiempos en que el presidente Peña Nieto batalla para sostener el romance con la
oposición via el Pacto por México.
Se ve difícil entonces que el presidente autorizara a los
legisladores del PRI la decapitación de un gobernador panista, aunque el
recurso no le quitará el calambre y en un descuido el añadido de un jalón de
piola, como el que ya le dieron con los trámites del acueducto.
De un manotazo, el centro le hizo saber a Padrés dónde está el
poder ahora y como se ejerce: ya estaba jalando agua de El Novillo cuando lo
devolvieron a primaria y de paso lo exhibieron como mentiroso: pregonó que
tenía todos los trámites en orden y no era cierto. Ahora, ya con los tubos
enterrados, apenas anda de ventanilla en ventanilla con liachos de papeles,
y todavía con la amenaza encima de que la Suprema Corte de Justicia le
aseste otro garrotazo en los juicios presentados por los caciques cajemenses.
Mientras son peras o son manzanas, el estilo de Padrés no
ha hecho más que judicializar la política en Sonora, y según se ve, así
seguirá. Ahí está el caso del Congreso: para poder sacarle el dinero que le
corresponde, tuvo que presentar una controversia constitucional, hasta que
Padrés se dignó abrir la llave y mandó un personero a decir a los diputados que
con gotero les irá soltando los recursos, como si les estuviera haciendo un
grandísimo favor.
El señor ya no usará carro para ni siquiera correr el
riesgo de meter reversa por mero accidente: para eso tiene su macho prieto de
buena alzada, en el que una vez montado nadie lo baja.
Nomás le falta que como a Bours, un día de estos le salga “lo
ciudadano” y mande a Chihuahua al baile a sus detractores, a quienes un día sí
y otro también les ofrece diálogo permanente, mientras con gigantesco tarro en
mano les retaca la boca de atole con el dedo.
Y
tiene sus caballerangos…
Padrés no se trepa solo en su macho, pues para eso tiene
caballerangos. Y de distintos colores, aunque en el fondo azulean a kilómetros
de distancia.
Ese fue el papel que en el caso específico del Comun jugaron
Ismael Valdez y Alcira Chang, ésta con el vaquetón de su marido cobrando como
su asesor. ¡Qué bonita familia!
Ahora entendemos por qué quedó en ruinas el PRD, aunque una
pandilla de privilegiados lo sigue usufructuando, en este caso asumiendo el
papel de bisagra$ y vil palero$ del mandatario en turno.
En cuanto a otro representante del mayo en la cámara,
Baltazar “El fajador” Valenzuela, ni qué decir: en cuanto le tronaron los dedos
desde el palacio de gobierno aprobó cuanto le dijeron, incluidos los aumentos
en actas de nacimiento, defunción y otros trámites que difícilmente podrán
pagar ahora sus “hermanos indígenas”, como cínicamente los llama en
cuanta ocasión se le presenta.
Próspero, a la talacha
El que desempeñó un decoroso papel al frente de la Diputación
Permanente fue el huatabampense Próspero Ibarra Otero, especialmente porque en
su periodo se dio la recepción en el Congreso de la cascada de amparos contra
la tenencia, y luego porque le tocó promover la controversia constitucional
contra el ejecutivo por la asfixia financiera en que Padrés ha tenido a un
poder que en apariencia debería ser su contrapeso natural.
De ambos casos salió airoso Próspero, conocedor del terreno que
pisa y desde el cual cincela su posible candidatura a la diputación federal por
el séptimo distrito –hoy en manos del regala-ambulancias-ajenas Máx Othón
Zayas.
Aparejado al quehacer legislativo, Ibarra Otero también teje
fino con la talacha en su distrito, porque entiende que debe ir abriendo brecha
pues obviamente no está solo en sus aspiraciones políticas. Sabe que deberá
emplearse a fondo, pero en esas lides ningún trabajo le es ajeno, como que ya
pasó tres veces por la prueba de las urnas.
Otro que también la quiere y pulsa desde ya sus posibilidades
es el alcalde de Navojoa, Natanael Guerrero López, quien sabe medir los
tiempos y actúa en consecuencia, si no que le pregunten a los priistas de
Etchojoa, a quienes el pasado diciembre los apoyó para que pasaran felices fiestas
y esa ayuda -en tiempos donde nadie se acuerda de los perdedores- cuidado,
porque cuenta mucho y nunca se olvida. Son actos que retribuyen reconocimiento
y apoyos.
En todo caso, donde “El pitillo” podría perder piso es en un
eventual y nada saludable abuso de vocerías o mandaderos, porque a donde lleven
su mensaje puede llegar distorsionado y eso no lo merece un político que se
precie de sensible, de tacto y contacto directo. En política la forma es fondo,
y conceptos mal utilizados y mal entonados –así salgan de boquitas pintadas-
pueden rayar en la intimidación y la amenaza de represión, deleznables e
inadmisibles en tiempos en que los gobernantes tanto pregonan la tolerancia, la
transparencia, la apertura y la libertad de expresar cada quien lo que le dé la
gana, porque así es y así debe entenderse la democracia.
Puede haber la natural discrepancia – de uno y otro bando- en
cuanto a posturas, enfoques o interpretaciones, pero de eso a tratar de imponer
criterios en términos barbajanescos, rematados con un “tómalo como quieras”,
hay bastante distancia. ¿Qué necesidad hay de tirarle palos al panal en tiempos
de paz?
“El pitillo” le entiende a eso. Es cuestión de que sus
paniaguados hagan lo mismo.
Reaparece
Pepe Morales Ruiz
En otra vertiente, el que regresó por sus fueros como aquél que
no estaba muerto, sino que andaba de parranda, es José Morales Ruiz,
quien cerró como presidente interino el trienio de José Abraham Mendívil López
y ahora aparece con la estafeta de Presidente de la Unión de Crédito Agrícola
del Mayo, Ucamayo por sus siglas.
Desde luego que con ese nombramiento se pone en la palestra para
buscar la candidatura a la presidencia municipal, en cuyo desempeño por cierto
dejó buen sabor de boca por su actuar sencillo y atento para con sus
gobernados.
Por ello su reaparición puso a temblar a más de dos suspirantes
que ven en el Pepe Morales un contrincante de peso y con espolones para dar
buena pelea en caso en que los altos mandos del tricolor decidan lanzar una
convocatoria abierta a la militancia y simpatizantes.
Desde luego que Jorge Márquez, el mandamás del organismo
operador del agua de Navojoa tiene bastante rato picando piedra, talachando en
las colonias y comunidades con grupos de ciudadanos que han conformado los
comités del cuidado del agua, aderezado con la ya pública venia del líder de
los cetemistas en el municipio, Guillermo Peña Enríquez, quien ya dio luz verde
para que todos los líderes de su central apuntalen y apoyen a Márquez,
para que llegado el momento busque la candidatura a la alcaldía.
Otro que no para de chambear es el presidente del PRI municipal,
Jorge Luis Arellano Cruz, con un activismo bastante redituable políticamente,
porque un día sí y otro también se le ve en las diferentes comunidades y
barrios llevando apoyos para el deporte y gestoría en materia de servicios
públicos.
Lo mismo visita albergues que escuelas y ojo, mucho ojo, si en
su momento lo quieren bajar del macho, difícil, muy difícil la van a agarrar.
Se les está pelando con mucha chamba el dirigente priista.
Por otro lado, terminó la pesadilla de los trabajadores del
ayuntamiento de Navojoa, aquellos que fueron despedidos de la administración de
Onésimo Mariscales, pues el Tribunal de lo Contencioso dictaminó a su
favor, dando al traste con la fallida estrategia de correr injustamente a más
de cien personas.
Por ahorrarle centavos al ayuntamiento, Onésimo terminó
cargándole millones de pesos al ayuntamiento -al pueblo, pues-,
abriéndole un gran boquete a las arcas del municipio, donde le tocó bailar con
la más fea al alcalde Natanael Guerrero López, quien como conocedor
de las leyes y respetuoso de las mismas prefirió acatarlas, cortar de
tajo y llegar a un buen arreglo con once trabajadores que aguantaron hasta el
final, a quienes tuvieron que pagar salarios caídos desde el tiempo del
despido.
Hasta la próxima, si el Gran Arquitecto del Universo me lo
permite.