(1º de cuatro)
Por Carlos Moncada Ochoa publicada el día 2011-10-17
HERMOSILLO, Sonora, octubre 17 de 2011./ Aunque la Constitución General, en el Artículo 128, y la del Estado en el Artículo 157, obligan a todo funcionario público a otorgar la protesta de guardar y hacer guardar las normas contenidos en esos documentos fundamentales, el gobernador Padrés dijo en su informe que él había “jurado” respetar la Constitución. Jurar es término del campo de la religión, y como el primer mandamiento ordena: “No jurarás el nombre de Dios en vano!, ya estuvo que el señor gobernador anda en problemas con el Señor (aunque nunca es tarde para arrepentirse).
Protestada o jurada, la Constitución es objeto en Sonora de atropello permanente. Quien debería ser el primero en respetarla, es el primero en violarla. En esta breve serie de artículos sólo me ocuparé de tres situaciones, que han sido ya comentadas en este espacio, aunque una gran mayoría de los medios de comunicación prefieren cerrar ojos y oídos cuando se las mencionan.
1.- La violación más clara y grave es el desacato en que se mantiene el gobernador y sus colaboradores respecto de la resolución de una juez federal, confirmada por el Tribunal Colegiado de Guadalajara, para suspender las obras de El Novillo. ES EL ÚNICO GOBERNADOR EN LA HISTORIA DE MÉXICO QUE HA INCURRIDO EN UN DESACATO DE ESTE TIPO.
2.- El segundo caso es el de la señora Gisela Peraza Villa, hundida en la cárcel de Huatabampo por el supuesto de robo de joyas y millones de pesos en la casa de gobierno. No se sabe si está procesada o secuestrada desde marzo de este año.
3.- El tercero es la situación de ilegalidad en que actúa la Comisión Estatal de Derechos Humanos. El nuevo presidente tomó posesión a fines de 2009 y aunque pronto cumplirá dos años en el cargo y el gobernador no ha nombrado, como se lo ordena la Ley 123, el Consejo de ciudadanos cuyas importantes funciones impiden que la Comisión y su presupuesto sean manejados por un solo individuo.
En los casos 2 y 3, la estrategia del gobierno es un completo silencio; ni por asomo se da la mínima información. En el primer caso, la estrategia es un bombardeo de mentiras, algunas indicativas de que los altos funcionarios creen que los sonorenses somos idiotas. El secretario de gobierno, que debe haber sido reprobado en civismo en la primaria, declaró que el “palo” que le dio el Poder Judicial Federal al gobierno, al resolver la suspensión definitiva del acto reclamado (lo del acueducto) a favor de los productores del Yaqui, ¡fue un triunfo del gobierno!
En la jeringoza de los litigantes, cuando alguien pierde un juicio o le niega el juez una petición, se dice que “le dieron palo”. Pues este palo se lo propinaron en la nuca a los abogados del gobierno. No obstante, el secretario de gobierno sale a escena y con el mayor descaro dice que es un triunfo. Para dar difusión a sus declaraciones se pagó un dineral a los periódicos principales, que dieron ocho columnas a la nota y obedientemente la ilustraron como se lo ordenaron: con la foto de una grúa trabajando (el que paga manda).
En los días siguientes, salvo que se atraviesen otros acontecimientos que me obliguen a intercalar un comentario distinto, analizaré cada uno de estos casos.
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