Profr. Juan Roberto Valdez |
Entre el discurso oficial y la realidad
Navojoa, Sonora, Enero 04.- “Yo tengo un sueño, un solo sueño: Seguir soñando, soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad…y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas.”
Martín Luther King, 1929-1968, defensor estadounidense de los derechos civiles y Premio Nobel de la Paz.
Mientras los funcionarios de élite, encabezados por sus respectivos jefes ejecutivos, en los tres niveles de gobierno declaraban navideñamente sus buenos propósitos inmersos en la burbuja en que viven, la realidad es que los rezagos económicos y la desigualdad campean atrozmente en las periferias de las cabeceras municipales y las comunidades rurales, afectando gravemente las condiciones de vida de millones de mexicanos.
Mire si no:
De cada diez habitantes en situación de pobreza, solamente dos tendrán acceso a la educación superior.
_ ¿Para qué?_ Se queja un vecinito mío con título universitario_ Si el candidato que ganó, acomodó a una conocida mía que apenas terminó la preparatoria, nomás porque anduvo de activista en la campaña.
_ A mí me fue peor_ Dice una jovencita enfermera_ Le ayudé a un candidato con la promesa de que me iba a conseguir empleo en el hospital y no me cumplió.
_ Campañas y mentiras es lo mismo_ Terció otro joven desesperado porque lo despidieron del trabajo y no haya que hacer para ofrecerle lo necesario a su esposa y su pequeña beba.
El 70% de rezago educativo se focaliza en familias campesinas que viven en extrema pobreza.
México contabiliza la friolera de 6 millones de analfabetas.
A propósito: En cierta gira cuando era presidente Vicente Fox, una indígena le expresó: Siñor, yo no sé leer.
_ Mejor_ Contestaría el ejecutivo_ Así no te enteras de las malas noticias.
Cínico.
En otra gira pero ahora cuando era presidente Ernesto Zedillo, una indigente le solicitó una limosna y éste raudo le respondió: No cash.
Pobrecito, no le alcanzaba para una limosna los más de once mil pesos diarios que ganaba como jefe del ejecutivo sin contar un montón de otros conceptos que también se traducen en cash, es decir, dinero, billetes, monedas.
Y volviendo al tema del rezago educativo, estos son datos proporcionados por la misma Secretaría de Educación, la Organización de las Naciones Unidas y el Instituto Nacional para la Educación de los adultos.
¿Y qué con eso?
¡Ah! Pues nada más y nada menos que estos tristes números, se traducen en pura pobreza, lacerante marginación en los derechos fundamentales, oprobiosa exclusión a los servicios elementales, que a su vez producen un círculo vicioso de mayor delincuencia, economía informal, esa que no paga impuestos; trabajos mal pagados y emigración a otras latitudes en búsqueda de las oportunidades aquí negadas.
¿Y el precepto constitucional que establece nuestra democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo?
Temo que este compromiso ni por la mente les pase a la sub-clase política que nos desgobierna.
Y quizá teman también al poder cultural convertido en poder popular.
Eso sí: Buenísimos para el fraude electoral y los arreglitos por debajo de la mesa.
Mientras, a tratar de hacer rendir los dos pesos y centavitos de aumento al salario mínimo, con la vergüenza de que aquí tenemos al hombre más rico del mundo al lado de millones de mexicanos que apenas sobreviven y apechugar la cascada de aumentos que se dejarán venir: al agua, al diesel, a la luz y sin faltar desde luego los temidos gasolinazos con sus peor aún repercusiones en los precios de la canasta básica.
Mientras nos atrevemos a despertar, a abrir los ojos, a ponernos en acción como verdaderos ciudadanos capaces de elegir a las mejores personas que amen y sirvan de a deveras a este país.
Buen día.
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