viernes, 24 de diciembre de 2010

HOJAS SUELTAS

El reconocido periodista Alejandro O
lais Olivas, de regreso.
Feliz Navidad y 2011

Alejandro Olais Olivas
      Dijo la madre Teresa de Calcuta––nacida el 26 de agosto de 1910 con el nombre de Gonxha Agnes, en  Skopje, ciudad situada en el cruce de los Balcanes, solía presentarse, de sangre, soy albanesa. de ciudadanía, India, y por  mi vocación, pertenezco al mundo; existió hasta el 5 de septiembre de 1997, y merced a documentados actos de heroicidad, virtudes y milagros, el papa Juan Pablo II decretó el 20 de diciembre de 2002 su canonización––, nada te turbe, nada te espante, todos se pasa, Dios no se muda y quien lo tiene, con paciencia todo lo alcanza y nada le falta.
         Inmersos en esa fe, a horas de celebrar por enésima ocasión, a través de años, siglos y milenios, la natividad divina––de Cristo Jesús, Javé, Jehova, en ritos distintos el mismo Dios––, ésta noche queremos e invitamos a elevar una plegaria al cielo suplicando al Supremo Hacedor les (nos) conceda la felicidad en la medida de la salud, armonía y satisfactores de familias de amigos y enemigos, rogando por el alivio de los enfermos y el eterno descanso del alma de cuantos afectos––lamentamos profundamente el deceso del colega héroe de mil batallas, Antonio Castellanos Olmos, ocurrido ayer jueves en la capital de Sonora––, y desafectos se nos adelantaron en 2010, en el viaje a lo desconocido.
           Obvio, existe emocionada motivación personal––la principal, estar vivos, a pesar de los pesares, disfrutando con los míos la espera del primer nieto, Omar Alejandro––, la de terminar el viacrucis atisbando, desde generosa e inesperada reivindicación de DIARIO DEL YAQUI  la luz al final del túnel, de 6 largos y lacerantes años de exilio forzado por la soberbia del poder, más lejos de reproches, menos agravios, nos regocija la bondad del Altísimo, por superar la dura prueba, acaso merecida, sosteniéndonos la aleccionadora doctrina de la invocada monja católica (hay que dar amor y caridad al prójimo, hasta que duela, decía), sin claudicar  jamás, confiados en la benevolencia de aquel niño venido a salvarnos, elevándose a la eternidad, predestinado, desde el sagrado pesebre de Belém.
          La enseñanza es diaria, impactando el rescate de cristianos de conducta otrora soberbia, hoy transformados por la indeseable experiencia de sonado cautiverio––botón de muestra el político panista Diego Fernández de Cevallos Ramos––, con el valor de proclamar ante propios y extraños, en audiencia nacional,  sólo tengo motivos para bendecir a Dios y a la Virgen por la ayuda que momento a momento me dieron durante siete meses y fracción, y decirles que me encuentro bien, que estoy fuerte y que mi vida seguirá siendo la misma (y); por lo que se refiere a los secuestradores, por supuesto que como hombre sufrí, y ya perdoné, y como ciudadano creo que las autoridades tienen una tarea pendiente, pero sin abusos, atropellos, flagelaciones, añadiendo:
            ––En este país sólo podremos tener paz y tranquilidad cuando valgan y se respeten igual las vidas de un candidato a la presidencia, de ex candidato, de un cura o cardenal, de un soldado o un campesino, todos, ricos y pobres nos importen lo mismo; ese día––acotó––, México será grande.
              ¿Se requiere de mayor elocuencia para fortalecer las convicciones de cualquier credo?
                Y en virtud de encontrarse los potenciales lectores de este espacio de vacaciones, adelantamos la última columna de la primera década del siglo, distante de críticas y/o elogios, con imperiosa reflexión a guisa de catarsis, del peregrinar iniciado la primavera de 2004 cuando Ángel Cota Leyva, el muy cobarde chalán del secretario de gobierno Bulmaro Pacheco, dejó en el recadero telefónico la sentencia, dice el patrón que si quieres seguir viviendo, empaques tus cositas y le busques por otro lado, alertando el abogado confidente Carlos Castillo Figueroa, en tu lugar, yo ya iría en Guasave!
                 Afortunadamente con amigos por doquier, el Gil Rafael Oceguera Ramos, conocido en corazón del valle del Yaqui de los setenta, en pininos de profesor rural en Tesopaco, nos jaló a la campaña para gobernador de Sinaloa del proletario campirano priísta Jesús Alberto Aguilar Padilla––entre guiones, acusamos de recibido a Chuy del gratificante aunque quizá tardío mensaje enviado de Culiacán por conducto del noble compañero del oficio Francisco de Asís Solís y Reatiga, en presencia del jefe de prensa, José Domínguez––, y al arribar el uno del 2005 a la secretaría general, el tiempo ha también abogado ( nacido en Escuinapa el 5 de febrero de 1950), ubicó al tundemáquinas en provisional asesoría de su dependencia, suficiente para vivir con decoro la dilatada ausencia física de la familia.
                Presagiábamos estabilidad, cuando el inombrable impuesto del foxiato en Sonora telefoneó al homólogo sinaloense exigiéndole––en razón arraigados intereses del Grupo Bours en la economía del  vecino conglomerado––, nos echara del paraíso de los once ríos, ideando Oceguera humanista estrategia para irnos de Culiacán sin faltarnos el sustento un sólo mes del sexenio a punto de concluir, depositado religiosamente y  sin  firma en la cuenta bancaria los honorarios convenidos, y así mudamos al Distrito Federal, donde después de tocar sordas puertas de paisanos, fue el ex regente capitalino, ex canciller y ex comisionado para la paz en Chiapas, Víctor Manuel Camacho Solís, quien nos cobijó en su equipo de trabajo.
                 En compensación, maravillosa resultó la asignada tarea de trotar en 2006 palmo a palmo la patria, en calidad de observador periodístico electoral para el staff de don Manuel––al Peje, Andrés Manuel López Obrador, recién lo conocimos en visita a Ures––, constituyendo un privilegio abrevar en cada rincón de la geografía nacional, rica historia de dramáticos matices, disímbolos, multicolores (como la colcha de retazos de la tía Cleta), no precisamente manjar recurrente en la bitácora del mexicano común.
                Atentos a la  depredación sociopolítica del solar natal, el coraje nos trajo en 2008 a refutar en razonable impulso de ciudadano y periodista la saña con la cual Eduardo Robinson pagaba a Armando López Nogales, el hacerlo con fórceps gobernador––de esa verdad perversamente negada, hay .testimonios irrefutables­––, ausentándonos otra vez, tras recabar la información vital para terminar en la gran Tenotchtitlán, el libro Sonora, la diferencia, con escapadas a diferentes escondites al percibir la cercanía de ostensibles sicarios en hoteles o departamentos alternativos, y un día les contaremos cómo aquí asumía el compadrazgo el invariablemente leal a quien sirve (le consta a Ricardo Bours Castelo), Guillermo Silva Montoya, degradándolo por ello de subsecretario de gobierno, a la cartera  de organización del directivo tricolor, y breve delegado del ISSSTE, agonizando la pesadilla.
               En el inter tiempo equis nos protegió en la Cuenca del Papaloapan, Margarito Montes Parra––parábamos en el plaza hotel de Tuxtepec, Oaxaca, a 5 minutos de la casa del malogrado dirigente agrario, situada ya en Cosamaloapan, Veracruz––, y liquidado el boursiato, Dios nos dio otra prueba increible de sus designios, al olvidar el líder nativo de Pueblo Yaqui, la invitación al rancho El Alamito de Cajeme–(la noche anterior al horrendo crimen estuvimos en Ciudad Obregón, en el despacho del maestro Miguel Ángel Castro Ceyca, y la tarde de la tragedia procedíamos de comparecer en Álamos ante la tumba de doña María Luisa Olivas viuda de Oláis), a cuya salida lo ejecutaron el 30 de octubre del 09,  junto con 14 acompañantes.
                Del suceso nos dolió en el alma, además del de Margarito e hijo, el fin de precoz yaqui puro de descomunal estatura, Francisco Jacinto, de apenas 18 de edad, guardia inseparable del jerarca ugocepista––en cuántas bromas de convivencia nos involucramos en las giras por el mítico Valle Nacional del sureste––, y el ocaso de José Ángel Sánchez Cerecer, quien días antes confirmó por celular al reportero la convocatoria mortal; infortunadamente, la emboscada le impidió entregarnos el libro Más fuerte es el silencio, de Elena Poniatowska,  regalo de Montes Parra.
                  Ante semejante magnimidad del Nazareno, cómo no rendirle con este desahogo––perdónenos el lector el individualista tópico––, pleitesía a su magnificencia, encontrándonos a un tris de enésimo sueño, la reaparición de TIEMPO, semanario político de Occidente, insistiendo en no perder nunca la fe, ni coleccionar resabios, capaces de envenenarnos el alma, enfermarnos y matarnos (dicho de esa manera, sin anestesia), verbigracia Enguerrando Tapia Quijada, en 1981, y el inolvidable socio Ignacio Blancarte Barceló, entrado el milenio en curso.
              Para finalizar del antepenúltimo mandatario de excepción ––López Nogales––, recibimos conceptuoso y estimulante pensamiento, de puño y letra, a propósito de Navidad y Año Nuevo 2011, sumándose los parabienes de Claudia Pavlovich Arellano (estrenada dirigente del PRI-Sonora), mi hermano Blas Holguín Alatorre, Sandra Berkowitz, José Alberto Guerrero Ortiz, Fausto y Patricia Salido de Acosta, Guillermo Duarte, Amador Gutiérrez Rodríguez, Carlos Castillo Figueroa, Estela Velázquez, Luis Becerra Tiznado, Abelardo Rodríguez Mendoza, Roberto Holguín Almada Gaspar Navarro Ruiz, y los sinaloenses Alfredo Félix e Hilario Osorio Pérez, obsequiando ayer jueves a selectos colegas de Hermosillo la genialidad del entrañable Pok León, agasajándos en su restaurant Juraltai ––cuartel de guerra, el significado dialéctico en la cultura oriental––, con platillo a base de camarones, sazonados en condimentos chinos, y bautizado El Chayote, y ésta mañana el desayuno tradicional de cuates en casa de la mejor y valiente periodista de la comarca, Armida Bernal Reyes, de las pocas hembras del gremio con las faldas-pantalones bien puestos.
            Nos leeremos pues entrando enero, implorando a Dios nos bendiga a todos, éste noche buena y siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario