IMPLOSIÓN SOCIAL
Por Ernesto Alonso López, Neto Periodista.
Si me
permite una humilde opinión, ahora que es 7 de Junio: Buscar la verdad es
complejo, en medio de este marasmo que va directo a la implosión social...
Es más
sencillo buscar validar una opinión previa: la nuestra. Para eso lo más simple
es escuchar a quien piensa como nosotros. No nos gusta escuchar lo contrario a nuestra
forma de ver la vida o la política, aunque nos den argumentos irrebatibles,
datos puros y duros. No cedemos, en dos de cada tres casos, nos advierte el
pensador Eskibel, a quien retomo en esta reflexión.
Esto
tiene una explicación: el cerebro humano, por naturaleza propia, evita toda
información que le genere conflictos internos a la mente. Por eso tiende a dar
credibilidad a todo lo que refuerce su información previa.
Uno de
los ámbitos donde esto es más visto es el de la política, pues los políticos
tienden a rodearse de personas que piensan de un modo muy similar a ellos
mismos. Es raro quien escucha a quien no piensa como ellos. Es natural y es
humano.
Pero el
error en el político, a diferencia de la persona común y corriente, es que
además elige fuentes informativas próximas a sus ideas, por ejemplo el diario o
semanario o revista que lee, el programa de televisión que ve, el noticiero de
radio que escucha (y lo adula), la página web que le dice que está en lo correcto,
etc.
Y
cuando hay personas o medios alternativos que incluso chocan con las ideas del
político, entonces éste filtra inconscientemente dichas ideas, pues sólo se
queda con lo que considera correcto y descarta inmediatamente lo que considera
que no es importante. Lo cual es un error. Los críticos serios, que no llevan
intención de dañar, -porque también hay agitadores sociales, que no críticos
serios- en realidad tienen el papel de mostrar en qué falla el político y en
qué fallan los asesores del político.
Si a
esto le agregamos que cada ciudadano hace lo mismo y escucha al político con
base sólo en lo que el ciudadano cree, en su propio universo
político-ideológico, entonces estamos fritos. Se vuelve un diálogo de sordos y
sobrevienen las crisis de credibilidad a instituciones y personas.
Esto
también en ocasiones puede cruzarse con otros universos: la cultura, la
educación, el hambre, la pobreza, la miseria, el odio, las enfermedades
mentales, etc. Y el ciudadano tiene
códigos, valores, ideas y también barreras.
Si los
políticos pensaran más en esto, se convertiría en crucial para muchas
decisiones de gobierno. Porque sin saberlo, muchos pueden actuar como buscando
la luz en medio de la oscuridad o lo que le pasa a los insectos con los focos:
van hacia la luz y se estrellan al verse encandilados. Lo ideal es buscar la
luz, recuperar la credibilidad, trabajar tomando en cuenta los valores
psicosocioculturales de un Sinaloa ajeno a la política, pero cuya sociedad es
capaz de defender causas justas. ¿Qué le parece?
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