sábado, 7 de junio de 2014

IMPLOSIÓN SOCIAL
Por Ernesto Alonso López, Neto Periodista.


        Si me permite una humilde opinión, ahora que es 7 de Junio: Buscar la verdad es complejo, en medio de este marasmo que va directo a la implosión social...
       Es más sencillo buscar validar una opinión previa: la nuestra. Para eso lo más simple es escuchar a quien piensa como nosotros.  No nos gusta escuchar lo contrario a nuestra forma de ver la vida o la política, aunque nos den argumentos irrebatibles, datos puros y duros. No cedemos, en dos de cada tres casos, nos advierte el pensador Eskibel, a quien retomo en esta reflexión.
      Esto tiene una explicación: el cerebro humano, por naturaleza propia, evita toda información que le genere conflictos internos a la mente. Por eso tiende a dar credibilidad a todo lo que refuerce su información previa.
       Uno de los ámbitos donde esto es más visto es el de la política, pues los políticos tienden a rodearse de personas que piensan de un modo muy similar a ellos mismos. Es raro quien escucha a quien no piensa como ellos. Es natural y es humano.
       Pero el error en el político, a diferencia de la persona común y corriente, es que además elige fuentes informativas próximas a sus ideas, por ejemplo el diario o semanario o revista que lee, el programa de televisión que ve, el noticiero de radio que escucha (y lo adula), la página web que le dice que está en lo correcto, etc.
       Y cuando hay personas o medios alternativos que incluso chocan con las ideas del político, entonces éste filtra inconscientemente dichas ideas, pues sólo se queda con lo que considera correcto y descarta inmediatamente lo que considera que no es importante. Lo cual es un error. Los críticos serios, que no llevan intención de dañar, -porque también hay agitadores sociales, que no críticos serios- en realidad tienen el papel de mostrar en qué falla el político y en qué fallan los asesores del político.
       Si a esto le agregamos que cada ciudadano hace lo mismo y escucha al político con base sólo en lo que el ciudadano cree, en su propio universo político-ideológico, entonces estamos fritos. Se vuelve un diálogo de sordos y sobrevienen las crisis de credibilidad a instituciones y personas.
      Esto también en ocasiones puede cruzarse con otros universos: la cultura, la educación, el hambre, la pobreza, la miseria, el odio, las enfermedades mentales, etc.  Y el ciudadano tiene códigos, valores, ideas y también barreras.

      Si los políticos pensaran más en esto, se convertiría en crucial para muchas decisiones de gobierno. Porque sin saberlo, muchos pueden actuar como buscando la luz en medio de la oscuridad o lo que le pasa a los insectos con los focos: van hacia la luz y se estrellan al verse encandilados. Lo ideal es buscar la luz, recuperar la credibilidad, trabajar tomando en cuenta los valores psicosocioculturales de un Sinaloa ajeno a la política, pero cuya sociedad es capaz de defender causas justas. ¿Qué le parece?

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