LA DEPENDENCIA
DE MÉXICO EN LA
IMPORTACIÓN
DE BIENES INTERMEDIOS, DEBILITÓ SU
CAPACIDAD
PRODUCTIVA Y GENERACIÓN DE PIB
México siguió, en el pasado reciente, una estrategia comercial
internacional que dio exagerada importancia a la negociación de acuerdos
bilaterales con diversos países para eliminar recíprocamente aranceles en la
importación de bienes intermedios de capital.
Esos acuerdos forman parte de la economía “sin fronteras” que suponía un
esquema para generar importantes flujos de inversión por empresarios mexicanos
y por empresas extranjeras en México. Con ello se intentaba promover la
inversión en el país para propiciar una mayor productividad y un Producto
Interno Bruto (PIB) más robusto, especialmente en el segmento industrial de la
economía.
Pero no resultó así; incluso ocurrió que México empezó a experimentar
una economía debilitada, que registró cerca de 20 años de efímeros
crecimientos, después de cerca de medio siglo de muy dinámicos crecimientos en
el PIB —casi todos del orden de seis por ciento anual—. Pero es importante
desenmarañar las variables independientes
–las causales–, responsables de esos acontecimientos; porque se tomaron otras medidas como parte de esa estrategia.
–las causales–, responsables de esos acontecimientos; porque se tomaron otras medidas como parte de esa estrategia.
Ya no hubo planeación en el sector industrial, y formó parte importante
del esquema de dejar que el mercado mismo orientara el flujo de los recursos
que a él fluyeran.
El hecho es cierto. Hubo muchas importaciones de bienes intermedios de
capital; y esos se dieron en varios sectores donde el gran inversor, es también
gran generador de empleos y productor de “grandes ligas”.
El problema, sin embargo, es que la aportación al PIB es reducido porque
esos productores son esencialmente ensambladores, que integran las piezas
físicas que vienen del exterior, donde se produjeron, para presentar su obra
maestra.
Pero el valor agregado mexicano de esa obra maestra es relativamente pequeño, como pequeña es la aportación mexicana en su producción.
Pero el valor agregado mexicano de esa obra maestra es relativamente pequeño, como pequeña es la aportación mexicana en su producción.
Lo mismo ocurre con la industria maquiladora en nuestro país. Por la
necesidad de propiciar la calidad requerida del producto, los insumos que lo
integran vienen casi en su totalidad del exterior. Inclusive, el proceso de
ensamblaje ha llegado a niveles de eficiencia pocas veces visto, porque existe
el arribo just in time a la
fábrica desde el exterior, para que el proceso productivo no se retrase ni un ápice, por venir las piezas desde muy lejos, para integrarse al producto final, logrado en México.
fábrica desde el exterior, para que el proceso productivo no se retrase ni un ápice, por venir las piezas desde muy lejos, para integrarse al producto final, logrado en México.
Sigue habiendo diferencias sobre qué tan bueno es el “nuevo” sistema de
producción por la necesidad de integrar piezas elaboradas en otros países, pero
el hecho es que conforman parte del todo. No dudamos que sea bueno, porque su
papel en la generación de empleos es indiscutible.
Pero hay otros sectores que tienen diferentes procesos de producción y
efectos en el valor agregado generado en el país. Uno de los más conocidos, que
imprime grandes beneficios para el país es el de los constructores de vivienda.
Utilizan esencialmente mano de obra local, y sus productos intermedios también
provienen de dentro del país. Además, satisfacen una necesidad de alto valor social,
adicional de valor agregado nacional, y su indiscutible relevancia para las
grandes metas económicas y sociales. De ahí la importancia que la
administración actual le ha impreso al tema.
El que ahora estén regulados por políticas gubernamentales es de gran
relevancia, porque hubo grandes errores, lo que llevó a que se construyeran
viviendas muy lejos de satisfacer las necesidades de las familias mexicanas.
Con la nueva orientación gubernamental podremos lograr avances
importantes que implicarán decisiones social y económicamente viables.
(*) Presidente del Colegio Nacional de Economistas,
Federación de Colegios de Económistas, A.C.
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