Mario Vázquez Raña y
directores de OEM
directores de OEM
Y sin más preámbulo presentamos la primera parte de esta entrevista en la que Enrique Peña Nieto nos da a conocer su lado más humano y nos habla de su infancia, de su época de estudiante y de cómo empezó a interesarse por su gran pasión que es la política.-Señor candidato, empecemos con algunas preguntas personales. ¿Cómo describiría su infancia?
Tuve una infancia muy alegre, muy feliz. Una infancia bonita. Con esa felicidad que otorgan las cosas simples de la vida. Los primeros años de mi niñez transcurrieron en un pueblo muy pequeño, como en ese entonces era Atlacomulco.
Recuerdo mucho ir a casa de mi abuela paterna; una casa con mucha historia familiar. Mi abuela era una mujer de carácter: había quedado viuda a los 24 años, con mi papá de año y medio y embarazada de mi tío. Con mucho sacrificio logró sacar sola a su familia adelante. Era una madre muy exigente con sus hijos: a mi padre y a mi tío les decía que se prepararan para ser hombres de bien... y sí, yo creo que lo hizo muy bien.
Tuve una infancia en la que mis padres me inculcaron los valores familiares con el ejemplo: mi padre, que en ese entonces trabajaba en Toluca, iba diario a la casa de la abuela a visitarla. Ahí platicaba un rato con ella, recibía su bendición y se regresaba a su casa.-¿Qué recuerdos tiene Enrique Peña Nieto de esas tardes en la casa de su abuela?
Muchos... muchísimos. Siendo el mayor de los nietos, en cierto modo yo era el consentido de la abuela. Recuerdo tener 5 o 6 años y esconderme en los rincones para jugar. También me acuerdo de hurgar en los cajones de los roperos o del escritorio para ver qué encontraba para mis juegos. Me encantaba ver papeles, periódicos viejos, revistas, ver las fotos antiguas. Fue en la casa de mi abuela donde descubrí mi gusto por la música. Hasta hoy tengo memoria de poner en el tocadiscos -bastante antiguo, por cierto- unos discos de acetato de Jorge Negrete. A veces, cuando mi papá me venía a buscar, hasta inventaba excusas de niño para quedarme un ratito más con ella.
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Enrique Peña Nieto durante la entrevista que concedió a Mario Vázquez Raña. Con ellos Jimena Saldaña, Directora Adjunta a la Presidencia y Dirección General de OEM. Fotos: Mauricio Huízar
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-Siendo el nieto mayor... el consentido, ¿Cómo lo consentía su abuela?Seguramente, como la mayoría de las abuelas: con la comida. Era muy buena cocinera; preparaba guisados fantásticos, charales con huevo, bistecs asados, frijoles... platillos que me siguen gustando hasta hoy.
De niño la acompañaba a hacer las compras al mercado del pueblo. Había dos panaderías muy buenas a las que ella iba; una era la de Doña Chabela y otra se llamaba Casa Blanca, que tenía unos cocoles anisados muy sabrosos. Hasta hoy me acuerdo de tomar mi desayuno con pan con nata... en esa época la leche se vendía en grandes ollas y hacía una nata muy rica y muy gruesa... a mi me encantaba comerla con pan y un vaso de leche con vainilla. Vainilla que mi abuela buscaba sólo para mí, sólo para esa
tacita de leche.-¿Y quién fue su mejor amigo en esa época?
La nuestra siempre ha sido una familia unida... Somos 4 hermanos; yo soy el mayor. Y durante mi infancia, encontré en mi hermano -al que le llevo dos años- a mi mejor amigo. Con él, andaba muchísimo en bicicleta. Me acuerdo también que pasábamos horas en unas bodegas al lado de la casa de mi abuela. De allí tomábamos maderitas, varas y palos y construíamos unas estructuras, como edificios. Y después, claro, jugar futbol... jugábamos muchísimo en un terreno en donde hoy está el Mercado de Atlacomulco. Poníamos unas piedras como arco y armábamos una cascarita entre nosotros. Confieso que al principio no me gustaba mucho el futbol, pero fui tomándole el gusto cuando empecé la primaria. Y en la secundaria era un verdadero fanático. -¿En qué posición jugaba?
La mayoría de las veces era portero... parece que eso de parar problemas lo traigo de chiquito. Aunque en otras ocasiones, me animaban a ser delantero. Eso sí, siempre me gustaba ser capitán.-¿Cómo recuerda esas épocas de la primaria y la secundaria? ¿Era un estudiante aplicado?
Era un estudiante disciplinado. Responsable, diría. La Química no me gustaba, en cambio me encantaban las Matemáticas; y era bastante bueno. También me gustaba mucho Ciencias Sociales... Civismo... Historia.
Siempre me relacioné muy bien con mis compañeros y, en cierto modo, fui un líder durante mi época de estudiante. Tan es así, que en la salida de la primaria, como en secundaria y en preparatoria, mis compañeros me eligieron para dar los discursos. Entonces me tocó hablar en nombre de todos mis compañeros en la primaria, en la secundaria y en la preparatoria. Recuerdo que cada uno de estos discursos me llenó de mucho orgullo, yo sabía, entendía y sentía que significaban una enorme responsabilidad.
Hoy, a la distancia, creo que esos discursos me marcaron muchísimo y me ayudaron a convertirme en quien ahora soy.
-Hay personas que dejan huella muy profunda en nuestra historia. En su caso ¿quién ha sido esa persona?
Mi padre, sin duda. La figura de mi padre fue la de mayor impacto en toda mi formación. Era un hombre muy trabajador, muy recto, que con mucho sacrificio logró superarse. Durante mucho tiempo fue servidor público; era Ingeniero Eléctrico en la CFE. Después tuvo una pequeña empresa de servicios. De él aprendí muchísimas cosas, como el amor que le
tengo a mi tierra.
Independientemente de su actividad profesional, mi padre sembró maíz en un pequeño rancho que tenía en Acambay... y yo lo acompañaba desde pequeño.
-¿Cómo recuerda a su padre? ¿Cuáles de sus valores lo han marcado?
La relación de mi padre con mi madre era excelente; se querían y complementaban muchísimo.
Recuerdo a mi padre como un señor muy formal, muy correcto, muy justo. Le daba mucho orgullo ir a las actividades que tenía los fines de semana acompañado por sus hijos. Si iba al rancho para ver cómo iba la siembra, ahí nos llevaba. Si tenía que ir a hacer unas diligencias, ahí lo acompañábamos.
Tenía un corazón muy grande; él era muy recto, y cuando había que castigarnos por alguna travesura, lo hacía. Pero luego, ya dormidos, siempre se acercaba a nuestra cama a darnos el beso de las buenas noches... como que le pesaba habernos regañado.
De mi padre y mi madre seguramente heredé mucha de la formalidad que hoy tengo. Mi padre era una persona muy seria. Nunca tuvo un cargo público, pero sí era un hombre muy informado de la política. Recuerdo cómo seguía en detalle cada Informe de Gobierno. Le gustaba el protocolo y la formalidad del Informe. Y era muy analítico; analizaba los discursos y criticaba cuando había que criticar.
Fue por mi padre que tuve la oportunidad de entrar a las ceremonias de los Informes de Gobierno del Estado, creo que fui el único adolescente en esos eventos y eso me llenaba de orgullo.
Sin darse cuenta, fue él quien me inculcó el gusto por la política, a pesar de no ser político.-¿Le hace falta?
Muchísima falta. Algo que hasta hoy me pesa mucho es que no pudo verme convertido en Gobernador, porque falleció unos días antes de que yo rindiera protesta. Cinco años antes había sido diagnosticado con una enfermedad terminal, y no alcanzó a verme. La vida puede ser muy irónica: en el mismo momento que vivía uno de los capítulos más duros de mi vida personal, alcanzaba mi mayor logro político.
Hasta hoy me duele no haber podido acompañar a mi familia todo lo que hubiese querido en esos momentos tan tristes.
Sin embargo, durante esa campaña, hay un instante que atesoraré toda mi vida: fue cuando mi padre -ya muy enfermo- logró acompañarme en uno de los actos.
Recuerdo la inmensa emoción y sorpresa que sentí cuando lo vi, sentado en las sillas, esperando mi discurso. No tengo dudas que si hoy me viera, estaría muy orgulloso. De hecho, lo está en este momento, esté
donde esté.-¿Cuándo fue el día en el que se decidió a ser político?
Mi pasión por la política comienza en la secundaria. Tendría unos 13 o 14 años cuando leí una nota en la que el Gobierno del Estado de México de aquel entonces entregaba unos tractores a campesinos. Esa nota me marcó; y me di cuenta de cómo un Gobierno puede, con sus acciones, ayudar a cambiar la vida de las personas. Ya adolescente, mi sueño era convertirme en
Gobernador del estado.
Con el tiempo, la cercanía con mi padre influyó muchísimo en la elección de mi vocación. En casa siempre hubo conversaciones políticas y sobremesas familiares hablando de política... y eso te marca.
Para mí la política es algo muy serio. Cuando asumes una responsabilidad pública, debes asumirla con la seriedad necesaria, no sólo por lo que representa la institución, sino sobre todo por las personas a quienes estás representando.-¿Por qué decidió ser abogado?
Desde mi adolescencia siempre tuve claro que quería ser político. Pero para asumir mi vocación de manera profesional, tenía que prepararme. Buscaba una carrera que me diera una formación general que, y que al mismo tiempo, tuviera distintos ámbitos de conocimiento. Esa formación, ese desarrollo intelectual, lo encontré en el Derecho.
Estudié en la Ciudad de México, en la Universidad Panamericana. En ésta encontré una excelente escuela de Derecho, que hoy es considerada como una de las mejores del país. Tengo los mejores recuerdos de mi carrera, la disfruté muchísimo. -Se dice que le gusta mucho el ajedrez. ¿Es usted un buen jugador?
El ajedrez es un entretenimiento que me gustó muchísimo practicar durante la preparatoria. Fue mi tío Arturo, hermano de mi padre, quien me enseñó a jugarlo. De él aprendí muchísimas cosas. Recuerdo claramente una anécdota que vivimos juntos en mi infancia, cuando vi por primera vez en mi vida un tren. Hasta al día de hoy, mi tío se acuerda de la cara de terror que puse
al verlo llegar.
Pero volviendo al ajedrez, fui muy afortunado de aprender a jugar con un excelente jugador como mi tío. El ajedrez es un juego de habilidad mental y de estrategia, en donde hay que estar sereno, ser cauteloso y
nunca darse por vencido.
En el ajedrez vas desarrollando distintas habilidades, porque en todo momento buscas poner en jaque mate al rey de los adversarios. Y diré que se vuelve más retador, cuando con menos piezas, logras ganarle a tu contrincante. Porque en momentos críticos y difíciles, lo más importante es ser paciente y mantener la calma. Casi como una metáfora de la vida política. Algunas veces me habrán puesto en jaque, pero nunca
en jaque mate.-Licenciado Enrique Peña Nieto, ¿por qué quiere ser Presidente?
Quiero ser Presidente porque México merece estar mejor. Y porque estoy preparado para conducir los cambios que exige
esta gran nación. Quiero ser Presidente porque formo parte de una generación que tiene la gran oportunidad de demostrar que sí se puede, que sí podemos renovar la esperanza entre los mexicanos, que sí podemos vivir en un país seguro, donde los mexicanos tengan oportunidad de realizarse.
Quiero ser Presidente para renovar la esperanza y cambiar para bien el destino de millones de mexicanos. Quiero recuperar la grandeza de México.
Estoy consciente de la magnitud de este reto y sé que no estoy solo. Sé que muchos mexicanos me apoyarán y serán partícipes de este cambio.-¿Cómo ve a México dentro de 10 años?
Veo a un país con progreso económico, político y social. Un país en el que se pueda andar seguro, sin miedo a la violencia. En donde no haya riesgo de perder el patrimonio que con tanto esfuerzo cada familia ha construido. Un México en el que el cambio viene del cumplimiento de compromisos concretos, no de palabras que se las lleva el viento.
Veo a México creciendo y en paz, con empleos de calidad e implementando reformas trascendentales como el Sistema de Seguridad Social Universal, la apertura de Pemex a la inversión privada, la transformación del sistema educativo con Jornadas Escolares Completas y la consolidación del Sistema Penal acusatorio y oral en todo el país. Veo a México como un país al que nos sentimos orgullosos de pertenecer.-¿Qué es lo que más le enorgullece de México?
Son tantas cosas: su gente, su historia, sus valores, su cultura, su cocina, su biodiversidad. La gente de México es emprendedora, lucha por salir adelante, se preocupa por su familia. Me enorgullece que su gente no pierde la esperanza, que es gente entregada y comprometida.
La historia de México es apasionante y muestra de constante lucha, logros y aprendizaje. La cultura de México me enorgullece, nuestro país cuenta con más de 30 sitios inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Además, nuestra comida también es declarada patrimonio cultural inmaterial por la misma organización.
Me enorgullece la megadiversidad de México, siendo el segundo país del mundo en tipos de ecosistemas y el cuarto en riqueza de especies.-¿Y lo que más le duele?
La violencia y la pobreza del país. Que haya más de 50 mil muertos ocasionados por una guerra mal planeada, que 58 millones de mexicanos vivan en pobreza.-¿Qué puede hacer usted por México?
Ser el principal promotor y partícipe de la transformación del Estado mexicano. Hacer de México un Estado eficaz y cumplirle a los mexicanos.
Me comprometo a que en México los derechos constitucionales sean respetados y garantizados, que se generen empleos dignos y que se aproveche el potencial económico, social y cultural del país. Que México sea un referente internacional, una potencia emergente.
Quiero rescatar al país alegre y entusiasta que siempre hemos sido. Vamos a hacer que México deje atrás el miedo y renueve su esperanza para mejorar la vida de millones de mexicanos.
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