Profr. Juan Roberto Valdez |
Por: Profr. Juan Roberto Valdez Leyva
¿Corredor cultural?
“Que se eduque a los hijos del labrador y del barrendero como a los del más rico hacendado”
José María Morelos y Pavón, sacerdote y militar insurgente mexicano.
No podía creerlo, hice un recorrido por la calle No Reelección, desde el bulevar Centenario hasta la placita Santa Fe Spring en Navojoa, para observar de cerca los bustos que con motivo de los Cien y Doscientos años de la Revolución y la Independencia de México, ahí se están instalando.
A primera vista y por el frente del busto resalta en colores vistosos el nombre del presidente municipal, José Abraham Mendívil López, por un costado aparece el nombre del donador y en la parte superior en un color casi invisible el nombre del héroe en cuestión.
Haber: Parece que más bien se trata de un desfasado y aberrante culto a la personalidad o de perpetuar nombres y apellidos de los que ahí se involucraron, aunque para eso, hayan tenido que pagar 75 mil pesos por cada escultura de bronce
¿Había necesidad de ese extremo? Creo que no y hubiera sido más interesante, grabar datos, circunstancias y pensamientos que reflejaran la ideología del personaje a quien se le hace el monumento y en el caso específico de Mariano Abasolo, no se explica cómo después de haber denunciado y traicionado a sus compañeros de lucha, para salvar su propia vida y salir deportado a España, gracias a las negociaciones e influencias de su esposa, se le siga considerando un héroe.
Aunque muchos piensan que hubiera sido mucho mejor, invertir ese millón, doscientos setenta y cinco mil pesos que costaron los 17 bustos, en colonias o comunidades que presentan rezagos y carencias espantosas.
Sirva siquiera este análisis para rescatar el pensamiento de Francisco Javier Mina quien nos dijera: “Es indispensable que todos los pueblos aprendan a ser libres, a conocer y practicar sus derechos”
O el sublime modo de pensar Mariano Matamoros quien reconocía a nuestra Patria como una flor que había que alimentar con justicia y libertad.
O el de Don Miguel Hidalgo y Costilla, quien con voz de trueno rugió: ¡Muera el mal gobierno!
Cómo no evocar a Vicente Guerrero y la gallarda respuesta a su padre: “La Patria es primero.”
O la extraordinaria verdad que encierra el pensamiento de Ignacio López Rayón cuando expresó: “La soberanía dimana inmediatamente del pueblo.”
No puedo dejar de mencionar a Doña Josefa Ortiz de Domínguez, cuando serena, tranquila y con voz suave, reprendió a quienes la tomaban presa: “Tantos soldados para custodiar a una pobre mujer, pero yo con mi sangre, les formaré un patrimonio a mis hijos.”
Hagamos de la historia un evento científico que destierre tantos mitos, fantasías, mentiras y manipulación oficial con fines ideológicos que manejan muchos gobiernos.
Vamos desterrando esa historia de bronce que deidifica, que reverencia, que pragmatiza y monumentaliza, desde un solo punto de vista, a quienes aún con sus aciertos, tuvieron graves fallas en su conducta, para verlos como seres humanos, que tuvieron la oportunidad histórica, como la tenemos todos, de aportarle cosas buenas a este país.
Y rescatar en la medida de nuestras posibilidades, mediante la lectura y pláticas con gente culta y preparada, aquellos testimonios de buenos mexicanos cuya vida se perdió, junto con su memoria, por caer en el bando equivocado de la historia oficial.
¿Un ejemplo?
Demetrio Vallejo, incansable luchador social, ferrocarrilero, que el pasado 6 de noviembre, hubiera cumplido cien años de edad, encarcelado por Adolfo López Mateos, simple y sencillamente, por disentir del Ejecutivo en turno.
Ni Vallejo ni el presidente están ya…pero escasamente los ferrocarrileros.
¿Nos deja esto una enseñanza o lección?
Piense Usted amable lector.
Buen día
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