Piden por una buena
cosecha en la ceremonia,
Ante autoridades de Delegación
Estatal de CDI
Yecora, Sonora, 14 de octubre de 2013.- Las
mujeres entrelazan sus brazos y danzan al ritmo de los cantos y de una sonaja,
los hombres formados en hilera lo hacen en círculo, al compás del violin y la
guitarra, juntos celebran el Yúmare.
Pero el Yúmare no es cualquier
celebración, sino la principal fiesta de Los Pimas, que enclavados en lo alto
de la sierra de Yécora, piden por un buen ciclo agrícola.
Por primera ocasión, autoridades de
Delegación Sonora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas, encabezados por José Luis Germán Espinoza, atestiguaron esta
ceremonia.
Comida, bebida, danzas, cantos y el
Altar a la Santa Cruz fueron los elementos principales de esta fiesta
tradicional, celebrada en El Encinal, uno de las
13 comunidades Pimas, donde se
distribuyen los 900 integrantes de esta etnia.
El Yúmare fue motivo para reunir a la
mayoría, llegaron desde El Kipor, Maycoba, Los Alisos, Cieneguita, La Dura,
Juan Diego, Agua Fría, El Encinal II, a venerar a sus Dioses y a pedir por una
buena cosecha.
Son tres veces al año que Los Pimas
celebran el Yúmare, el primero en marzo para pedir permiso a los Dioses del
clima para trabajar la tierra; el segundo, en octubre, para pedir por una buena
cosecha, y el tercero a finales de año para agradecer los favores recibidos y
pedir que les vaya bien en el siguiente.
Rezaron para tener una buena cosecha de
maíz, frijol y algunas hortalizas que siembran para autoconsumo y para venta en
el mercado local.
El
lugar de la celebración fue el más aislado que se encontró en El Encinal,
alejado del paso de automóviles y de distractores de su objetivo principal:
rendir culto a sus tradiciones durante tres días, aguantando el frío que en
estas fechas ya cala en Yécora, la oscuridad y los peligros fortuitos que
significa pasar las noches y los días en el bosque.
Pero eso no importó, mucho menos
perturbó, la ceremonia inició con el sacrificio de una vaca, que fue su
alimento los días que duró, y cuya sangre fue utilizada para santiguar el
lugar.
El Gobernador tradicional José Antonio
Coyote Jimenez, la Regidora Etnica María Dolores Duarte Carrillo y autoridades
Pimas de las comunidades vecinas de Chihuahua encabezaron esta ceremonia.
Enmarcados por los 24 sones tradicionales
entonados por músicos Pimas que trajeron de Chihuahua, los hombres se formaron
uno tras otro para danzar en un círculo, mientras las mujeres entrelazaban sus
brazos, y danzaban hacia el altar y de regreso.
Y mientras esto sucedió en las tres
noches, en el día descansaban, rezaban, disfrutaron ricos platillos cocinados
por las mujeres de la etnia como menudo y cocido, acompañados de café colado y
tortillas de maíz hechas a mano. Todos se unieron, niños, jóvenes y adultos.
La preservación de las tradiciones es una
realidad en la que participan familias enteras; ni el frío ni el desvelo parecieron
tener importancia aquí, donde el ritual incluyó dar de comer y beber primero a
los niños, quienes también hicieron fila para degustar un vaso de tezgüino, la
bebida hecha con maíz fermentado, reposado en varias ollas y tambos de plástico
por diez días.
Le siguieron los adultos, todos frente al
altar; nadie le hizo el feo, a pesar de su agrio sabor, por el contrario, una
vez dado a probar a todos los presentes, se colocó en cantidad suficiente a los
músicos, y siguió la repartición.
A nombre de las familias Pimas, el
Gobernador Coyote Jimenez y la Regidora Duarte agradecieron al Delegado de la CDI su
presencia, por ser la primera vez que una autoridad federal los visitaba, y por
el apoyo recibido para hacer esta celebración.
Además, le plantearon diversas
necesidades de sus comunidades, como es la rehabilitación y ampliación del
sistema de agua potable en Maycoba y La Dura; apoyo para compra de ganado y un
proyecto de cabañas para rentar, así como un albergue en El Kipor para que los
niños no tengan que caminar largas distancias en tiempo de frío.
En respuesta, José Luis Germán se comprometió
a dar seguimiento a estas peticiones, principalmente el proyecto del albergue, para
beneficio de los estudiantes.
“Voy a estar en contacto permanente con ustedes,
apoyándolos, buscando no solamente que preserven sus tradiciones, sino que
mejoren su calidad de vida”, aseguró.
Los 68 niños que atiende el comedor de la
CDI en El Kipor también lo acompañaron en esta visita, platicaron con él y le
agradecieron tener alimentos todos los días.
Previamente, el Alcalde Isaul Holguin
Valenzuela le expusó el problema de falta de agua en la comunidad de Maycoba,
para lo cual acordaron realizar un proyecto en conjunto Ayuntamiento y CDI, que
permita dotar del vital líquido a esta comunidad.
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