Las lluvias arrasaron con los cultivos de maíz, café y plátano,
principal sustento de los
habitantes de muchas comunidades
Aunque la primera etapa de la emergencia concluyó al rescatar a las
personas y asegurarles agua y comida, la prioridad sigue siendo garantizar el
alimento a miles de guerrerenses que no tienen manera de conseguirlo, porque el
agua arrasó sus cultivos de maíz, café y plátano, afirmó la secretaria de
Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga.
En entrevista concedida a un programa
televisivo, la funcionaria federal solicitó el apoyo de la sociedad civil para
seguir donando víveres, pues la comida es vital “porque todavía falta tiempo
para que regresemos a la normalidad”.
Robles Berlanga agradeció la solidaridad del pueblo mexicano, que
“siempre saca la casta y el corazón. Por muy pequeño que sea el apoyo, para
nosotros, para esas familias, es muy valioso. Nosotros nos encargaremos de que
llegue directamente a las familias, muchas de ellas encabezadas por mujeres”.
Destacó que durante los recorridos realizados por el estado de Guerrero
y en el contacto diario con las comunidades, ha constatado el dolor de esas
madres que la reciben, la abrazan y lloran porque de por medio están las vidas
de sus hijos.
“Tenemos un mapa en donde señalamos cuántas despensas hemos entregado en
cada municipio, en cada localidad. Los apoyos son entregados por elementos del
Ejército, de la Marina y de la Policía Federal Preventiva. Por vía terrestre ya
han llegado a muchos lados, a todas las cabeceras municipales”.
“No obstante, reconoció, el trabajo sigue porque hay localidades aún
incomunicadas. Por eso diseñamos la Operación Chapulín, designada así porque,
literalmente, el helicóptero va dando “brinquitos” para poder llevar despensas
a comunidades pequeñas y aisladas. Ese es el reto”.
La secretaria de Estado mencionó que se conmovió por las historias de
dolor presenciadas en La Pintada, una localidad de Atoyac de Álvarez donde un
alud sepultó medio pueblo, como la de una señora que mandó a su hija a la
caseta telefónica para que hablara con su padre, que trabaja en los Estados
Unidos, para decirle que estaban bien, cuando se vino el alud y se llevó todo,
caseta telefónica y joven incluidas.
Rosario Robles dijo que finalizó la primera etapa de la contingencia,
“pero ahora vendrá la de la recuperación, de la verificación de daños, de
censar a la gente casa por casa y, de la misma forma, entregar la ayuda, como
instruyó el presidente Enrique Peña Nieto”.
Destacó que el impacto fue en todo el estado de Guerrero, el más
afectado en el país por los fenómenos meteorológicos, pero “nos ha costado
mucho trabajo llegar a las comunidades más pobres por su lejanía y aislamiento.
Aún nos falta llegar a muchas de ellas”.
Señaló que entre los graves problemas que vive Guerrero es que se
cayeron los puentes que unían a las poblaciones; que los caminos y las
carreteras quedaron bloqueados y en algunos casos destruidos por completo,
debido a la acción del agua y los deslaves.
“Los ríos aumentaron sus caudales, rebasaron sus cauces. El río La
Sabana, que atraviesa Acapulco, multiplicó seis veces su tamaño. Muchas casas
que se perdieron estaban en las riberas y en las laderas o faldas de los
cerros, es decir, en lugares donde nunca debió haber una vivienda.
Lamentablemente, la pobreza y la irregularidad propiciaron que la gente
construyera ahí sus casas, relató.
La secretaria de Estado compartió el número telefónico 066 para
denunciar irregularidades en el proceso de entrega de despensas o cualquier
otra anormalidad.
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