lunes, 13 de mayo de 2013

HOJAS SUELTAS

Alejandro Olaís
 Por Alejandro Olaís

PRI: burrito de
 Aquimichú

             Los esfuerzos del presidente Enrique Peña por conciliar a los mexicanos, se estrellan en Sinaloa y Sonora donde a la catástrofe derivada de la hegemonía artificial del hoy en ruinas partido Acción Nacional, se suma el afán del opositor Revolucionario Institucional por preservar en nocivas prácticas, privilegiado vicios cupulares, y marginando la militancia, en clara muestra de no haber aprendido la lección. 
                   A ritmo del burrito de Aquimichú, un paso atrás otro pa’lante, del estado de los once ríos el politólogo Roberto Soltero Acuña dijo en su programa de alcance nacional en Radiorama, con el riesgo de fracturas internas en el PRI, por los casos de Culiacán y Guasave, donde la cultura de la línea prevaleció para favorecer las candidaturas de Sergio Torres Félix y Rosendo Camacho Luque, dejando en el camino las aspiraciones de Cenovio Ruiz Zazueta y del ex procurador de justicia, Luis Antonio Cárdenas Fonseca, ha culminado el proceso de selección de candidatos a las presidencias municipales, entrando hoy los partidos en período de veda electoral.
                         —El calendario abrió ya el registro de candidatos a diputados, síndicos procuradores y regidores por el principio de mayoría relativa con límite al próximo 20 de mayo, ante consejos distritales y municipales; en cuanto a las listas de representación proporcional, el plazo es del 21 al 28 de este mismo mes ante la instancia estatal.
                 —En el proceso electoral de 2010, el PRI lanzó por esta vía al Congreso del Estado  Cenovio Ruiz, Cárdenas Fonseca, Francisca Corrales, Antonio Castañeda Verduzco y 3 de ellos buscaron la nominación a la alcaldía de Culiacán.
                     —De éstos, Paquis Corrales dejó la curul para convertirse el año pasado en diputada federal, y Castañeda se quedó en la cámara local, acatando órdenes de Aarón Rivas para operar la candidatura de Torres Félix, y ante la avalancha política, Cenovio se retiró de la contienda, descalificando de antemano el proceso, y Cárdenas está en espera del fallo del Tribunal Electoral de la Federación, tras impugnar la convención municipal de Guasave.
                                   —A pesar de los jaloneos, dentro del PRI la lista de diputados plurinominales estará integrada por Jesús Burgos Pinto, Margarita Villaescusa—suplente en el Senado del gobernador Mario López Valdez—, Jesús Enrique Hernández Chávez y Sandra Lara, y llevará como parte del facto con el Panal (el partido Nueva Alianza a través del cual sobrevive la prisionera Elba Esther Gordillo) a José Mendívil Zazueta.
                             —Por su experiencia, el liderazgo de la venidera legislatura sinaloense podría recaer en Chuquiqui Hernández Chávez, aunque Malova se inclina por Margarita, la ex senadora compañera de fórmula en su último cargo dentro del PRI, donde desde la oposición y el ejecutivo estatal, evidentemente sigue mandando, apoyado en los poderes fácticos, los ex gobernadores Francisco Labastida y Juan Millán Lizárraga, y el propósito de los nuevos hacedores de la política tricolor en Sinaloa, empeñados en una sucesión tersa en 2016.
            Simultáneamente, en la tierra del faisán y el venado,   la imposición de Alfonso Elías Serrano al timón del PRI-Sonora va a dividir el priísmo de la entidad—el duranguense delegado del comité nacional Jorge Herrera Delgado, no supo pulsar el sentir de la militancia, a pesar de blofear haber convencido a Ricardo Bours Castelo, o el peso de la consigna no dio pa’más—, distorsionando la urgencia de recuperar el gobierno estatal de las garras del desmoronado panismo.
                  Ponchito Elías ya dio muestras en 2009 de no poder con la vuelta—luego brincó de una liana a otra, recurriendo cuando la fuerza de Elba Esther Gordillo osó nulificarlo, al padrinazgo de Manlio Fabio Beltrones para destetarse de Eduardo Bours—, y tampoco es recomendable reciclar derrotados en estrategia de reivindicación política.
                   Además los rancheros nunca fueron diestros en dichos menesteres—salvo la diputación federal de Sergio Torres Serano, por el inevitable reparto de cuotas del sistema, siendo en 1988 presidente de la Confederación Nacional Ganadera, y el propio Elías entrando al Senado en 2006 como cabeza de fórmula perdedora—, verbigracia la experiencia de 1967.
            En esa ocasión el jerarca tricolor en el país, Lauro Ortega impulsó por cuenta propia las aspiraciones del dirigente de la UGRS Enrique Cubillas—se conocieron siendo aquel subsecretario pecuario federal—, participando como pre candidato en ríspida contienda con el lema Estamos Contigo, formado por Enguerrando Tapia Quijada, con las iniciales del precandidato.
            Por cierto, en la cresta de la polémica, interrogado sobre si estaba preparado para eventual embestida legal, don Enrique retobó, yo no tengo más amparo que mi esposa!
             Previamente, al arribo en 1864 de Gustavo Díaz Ordaz con el penacho de candidato presidencial a Hermosillo—fue la única vez que el poblano de la sonrisa forzada se paró en el noroeste de México, viniendo únicamente 40 minutos a un Día de la Marina a Mazatlán—, Cubillas le formó valla de varias cuadras con cientos de jinetes montando briosos corceles, pero evidentemente se quedó corto.
              La crueldad afloró a posteriori cuando fue invitado por Julio Escalante —figura prominente entonces de la economía regional—, a visitar en Los Pinos a don Gustavo.
               Hombre de mundo, compadre del inolvidable Pedro Infante, de Japón le trajo Escalante al preciso un abrigo y al sentirlo en sus manos, Díaz Ordaz exclamó, ¡que cachondo, Julio; muchas gracias!, y reinando en la residencia oficial del Distrito Federal franca camaradería, don Enrique preguntó al estelar inquilino, el porqué no había sido favorecido en la sucesión de Luis Encinas, decidida a favor de Faustino Félix Escalante.
               De léxico lapidario y tras indagar en el imprudente convidado si de veras quería la verdad, la soltó: 
             —Mire señor Cubillas, usted no fue gobernador de Sonora, por tres razones. La primera, que nunca fue un buen administrador de sus negocios, y si salió avante se debió a estímulos especiales de la Federación. Segundo, proviene del sector más reaccionario de México, el de los ganaderos, que ganan tanto y jamás reinvierten con sentido social.
                   De pronto, el mandatario detuvo la alocución e interrogó, ¿quiere todavía que le diga la tercera? Si señor presidente, alcanzó a balbucear. La tercera es, mi querido amigo —remarcó las palabras—, que no se puede hacer un festín de la vida, y a la vez, servir a México.
                     Patriarca de socialmente reconocida familia de Hermosillo, don Enrique Cubillas falleció de enfermedad propia de la edad en enero de 2002, en su  residencia de la capital del estado.
                      A propósito de la referida clase o élite, ahora mismo están enfrascados en áspero diferendo por el destino del antiguo Casino de Hermosillo—construido en los sesenta, durante el gobierno del precitado Encinas Johnson—cuya bancarrota en perjuicio de alrededor de 400 accionistas documentalmente efectivos, ha llevado a vigentes directivos a rentar el inmueble a una empresa de juegos de azahar.
                       El tema ha enfrascado par de corrientes, ante agudizado problema de la ludopatía en el estado—causa semejante vicio de hombres y mujeres, al margen de su condición social, de desintegración familiar, con decenas de divorcios, y un suicidio—, invadiendo estos casinos Sonora entero con un total de 28 (ocho en Hermosillo) superándonos únicamente Nuevo León con 45, mientras en la ciudad de Guadalajara, hay 11.
                        Vecinos de la colonia Pitic, colindante con la zona hotelera de la capital, y fracción de socios capitaneados por doña Sylvia Loera de Healy—dueña del periódico El Imparcial—, rechazan rabiosamente la renta del casino aludido a la firma Nes Gadol S.A. de C.V., por la cantidad de 400 mil pesos mensuales, en atropellada atribución de los directivos Luis Alberto Rodríguez Elías y Jesús Manuel Molina Elías, ignorando al presidente del consejo Antonio Proto Elías.
                        En el reverso de la medalla, surgen opiniones dignas de escucharse—una del eminente otorrinolaringólogo Rafael Espinoza Ulloa—, haciendo crudo recuento del Casino de Hermosillo, en los últimos 20 años, desembocando en patética realidad.
                        Durante décadas seguidas el presidente fue Guatimoc Iberry González, quien aún exiliado por condena basada en su desempeño como alcalde naranjero convocaba a sesión y procedente de Tucson, venía y refutaba a escasos socios presentes, como no hay quórum, no puedo informar nada, ni estoy obligado a rendir cuentas, sin embargo hizo gestiones por vender el edificio como terreno al gobernador Eduardo Bours, para construir un centro de convenciones, iniciativa abortada por generalizado repudio popular.
                   Volviendo con Espinoza Ulloa, dadas las condiciones de deterioro del indicado casino—no tienen para pagar empleados, y tampoco se renta por el descuido de sus salones, rebasándolos los hoteles y club Lagos, donde dada la competencia no se cobra descorche, además del progreso por incómoda ubicación, sin estacionamiento—, debe rentarse al mejor postor, pero distribuir parte de la ganancia en los socios, así sea en ‘cundinas’, de diez o veinte de ellos beneficiados cada mes.
                     —Es preferible, a dejar el abandono termine por destruirlo, dice el doctor Espinoza, amén de sin contar todavía con la aprobación de la asamblea en el Casino de Hermosillo han iniciado ya los trabajos de remodelación de los arrendatarios.
                         De ribete, a las autoridades—estatales y municipales—, les vale, ocupados como están en distorsionar verdades, en perversa venganza de condena de la ciudadanía, con trampas mortales como las tirolesas del centro ecológico, o confundir a los hermosillenses con la falsa seguridad de avance en el acueducto, sin contar con los requeridos e insoslayables permisos de uso federal de suelo y las aguas de la presa ‘El Novillo’
                          El amparo concedido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la tribu Yaqui para ser recibidos en audiencia por la secretaría del medio ambiente, ninguna relación tiene con el fallo pendiente de desacato a la Constitución del gobernador Guillermo Padrés Elías, sostenido contra viento y marea por chantaje del partido Acción Nacional en el Pacto por México.
                       E importándoles un bledo la población, a la denuncia del neurocirujano Carlos Manuel González Méndez, secretario general del sindicato respectivo, de estar quebrados vía saqueo, instituciones de la dimensión de los hospitales General del Estado e Infantil, donde, la  ausencia de insumos, instalaciones que no cumplen las normas, desabasto de medicinas, y personal insuficiente, registrándose lamentables muertes de pacientes que no deberían haber fallecido, el torpe secretario del ramo, Bernardo Campillo, lejos de presentar soluciones, argumento que el médico en cuestión está despedido, preguntándonos, ¿también de su organización gremial?
                 Ahondando el conflicto el Bernardo dispuso cesar a la jefa de piso de cirugía del Hospital Infantil del Estado, Sayra Reyna Contreras, y hay otros cinco esperando la remoción de sus puestos de confianza.
                  Ítem más, creyendo a los sonorenses retrasados mentales administran aspirinas de consuelo,  para encubrir galopante corrupción, cono noticias como el despido de joven chofer de 23 años por pasarse en unidad motriz de la secretaría de Educación y Cultura,  de Nogales Sonora a la zona comercial de Arizona, manteniendo impune al rector de la Universidad de San Luis Río Colorado, Carlos Ramírez Escamilla, aún comprobando su tocayo contralor Tapia, testimonio gráfico del uso de vehículo oficial en mall de San Diego, California.
                   A la vez Padrés tiende cortina de humo visitando el 10 de mayo a minoría de la etnia yaqui, comprada para aplaudirle, y yendo hoy lunes  a colonia de Ciudad Obregón en desafío a desencantados habitantes del sur de Sonora, llevándoles esta vez eventual subsidio a las tarifas de consumo doméstico, obviando el problema toral con la de riego, tejiendo malévola división entre citadinos y el sector agrícola.
                 En alguna forma lo emula el inútil alcalde de Navojoa, Alberto Natanael Guerrero López, mejor conocido en el bajo mundo del hampa política con el remoquete de Pitillo, asando hamburguesas para niños, y/o fomentando el vicio del alcohol en riveras del río Mayo, pero obras de beneficio colectivo, cero.
                Tampoco oyen la indignación generalizada por el arbitrario aumento a 90 pesos a las actas de nacimiento, fijando en insaciable corrupción la vigencia de estas en sólo 6 meses, en medida recomenda por el hitleriano Javier Alcaraz Ortega, director de Imagen Institucional, puesto creado en 1991 para Daniel Anduaga González, por Beltrones Rivera, al asumir la gubernatura a los 38 años de edad. 
              Igualmente, en total desprecio a sus designaciones, Padres se brinca delegados, acudiendo al altiplano a fotografiarse con secretarios, dizque firmando acuerdos de trabajo Federación-Estado.
             Viene a cuento la época del munícipe navojoense, Samuel Ocaña García—personalmente desarmó y arrestó al jefe policíaco citadino, Heriberto Nolasco, y 14 agentes, por el crimen de Vladimir Ibarra—, indignado porque a la petición a la secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, de construir puente peatonal para escuela normal construida al sur de la ciudad, en colindancia con la carretera internacional, el delegado Oscar Pinto Lujan respondió, no cumplo caprichos de presidentitos.
                Así, al llegar a la gubernatura, le pidió al subsecretario de la SAHOP, Rodolfo Félix Valdés, le cambiara a Pinto, y cuando el de Nacozari preguntó ¿por quien?, le dijo, por el que usted quiera, arribando de esa manera a finales de 1979, procedente de Baja California Sur, Humberto Valdés Ruy Sánchez, y con él, de segundo, su paisano de Navojoa, Javier Hernández Armenta.
                    Hoy en día, Hernández ArmentaEl Zurdo para sus cuates—, es el delegado de la transformada secretaría de Comunicaciones y Transportes, y no de gratis, pues su trayectoria, entraña constante esfuerzo de superación, y eficacia.
                      En 1991, siendo el Hernández Armenta líder del PRI municipal, fue invitado por el dirigente estatal, Roberto Sánchez Cerezo, a dar al candidato a gobernador, Beltrones, una explicación sobre los seccionales, sorprendiéndose Manlio al grado de expresar, eso es lo que yo llamo ingeniería política.
                       A través del tiempo y la distancia para el Zurdo Hernández, no sin tribulaciones, lo demás se ha dado por añadidura.
                        Virando a tema luctuoso doloroso, para quienes vivimos añorando raíces y sucesos imperecederos del Navojoa de siempre, hondo pesar experimentamos por la muerte la noche del martes 7 de Víctor Bastidas Lafargue, mejor conocido como El Barón, más que el peluquero por excelencia de la comunidad, ícono de la perla del Mayo.
                Uno de sus alumnos, Porfirio Valdez Carrillo—fígaro a éstas alturas legendario y mejor amigo, el Pío—, relata que tendría unos 13 años de edad don Víctor al aparecer en 1928 en la entonces papalotera población, y estaba vendiendo petróleo ‘Lila’ cuando el 19 de julio de ese año vio bajar del tren del ferrocarril el ataúd conteniendo los restos del general Álvaro Obregón Salido, asesinado la antevíspera en la ciudad de México. 
           El peluquero del caudillo invicto de la revolución mexicana y de Fausto Topete era Pedro Balderrama, alias El Chapo, y fue éste quien le enseñó a Bastidas el oficio de las tijeras.
            Cuantas noches de bohemia disfrutamos en la irresponsable primera juventud en el local de la barbería del Barón Bastidas—contiguo al restaurant de doña Felisa, otro personaje inolvidable—, aguardando en busca del porqué de lo ignorado el amanecer, en tertulias organizadas a hurtadillas por uno de sus aprendices, Rubén Torres Corral, compañero en los sesenta del club ‘Yoreme’s’
                 Niños aún, sabíamos del parentesco de Bastidas con los Cucos del arroyo de la calle Rincón—procedentes del barrio La Laguna, diariamente con Blas Holguín Alatorre, Leonel Arguelles Méndez, Vicente de la Mora Fierro, finados los dos últimos,  cruzábamos el tiempo ha desaparecido puente de la esquina con Morelos, camino del ‘Centro Escolar Talamante’—, y doña María Esther Almada, madre del hoy internacionalmente reconocido endocrinólogo Roberto Holguín.
                     Don Víctor estuvo casado con la señora Consuelo Ureña, y aunque no procrearon hijos, acogieron como tales a los sobrinos Rubén, Guillermo, Rodrigo, Blanca, María Luisa y Ofelia Ochoa Bastidas, descendientes de una hermana del Barón.
      Considerado Bastidas Lafargue barón servicial, noble, carismático, caballero, popular como ninguno, un señorón que en el conglomerado navojoense ayudaba a cuanto cristiano veía en necesidad, con lo poco que él tenía, incursionó también en la política, como coordinador en 1961 de campaña en el sur de Sonora, del precandidato a gobernador del distintivo rojo Ricardo Topete, cuyo grito de campaña fue Ahora o nunca, teniendo de colaboradores a Armando Reyna y Víctor Hugo Pablos.  
                Igual fue ‘El Barón’ peluquero de don Bernardo Félix, padre de la María Bonita del cine nacional, domiciliado en los veinte por la calle Guerrero, frente al giro actual ‘Autorefacciones del Mayo, exactamente donde posteriormente por varias décadas operó el colegio de la profesora Dolores Enedina Cuiltre.
                   Arrojado como pocos el simpático biografiado, tuvo debut y despedida como boxeador, contra el apodado Negro Santacruz, quien lo mandó a la lona de tremendo guamazo en el primer round y ahí se acabó te quería en el deporte de las orejas de coliflor.
            Nacido don Víctor Bastidas Lafargue en  El Quelite, Sinaloa, el 8 de marzo de 1916, rindió cuentas al creador a la media noche del 7 de mayo reciente, sirviendo estas líneas como un modesto homenaje a su memoria, en una sociedad olvidadiza hasta el nombre del ‘Microbio’—Ramón Rivas—, otro personaje como del paisaje, quien solía decir, si se acaba el mundo, me voy p’a Mochis.
             Es cuánto.
             Dios nos bendiga a todos.

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