Jesús Alberto CanoVelez |
En esta ocasión, bajo el
liderazgo rotatorio —ahora de Rusia— sesionaron en Moscú a nivel ministerial el
viernes y sábado pasado, preparatorio para la reunión de jefes de Estado y de
gobierno del próximo septiembre. Su tema fue una iniciativa alemana para
fortalecer la Unión Europea, cuyos países se encuentran en procesos económicos
recesivos.
Bien que lo hayan hecho, porque
una Europa en recesión augura mal para los demás; pero recordemos que no
siempre es parejo para todos. Hace unos años, en unas sesiones similares, los
países en desarrollo, liderados por Brasil, se quejaron de las prácticas
monetarias de algunos países, entre ellos Estados Unidos, cuyos bancos
centrales estaban inyectando montos masivos de liquidez a la circulación,
causando revaluaciones de sus monedas, por las masivas entradas de divisas a
sus economías, que deterioraban su capacidad de exportar, por fortalecer en
demasía a su moneda, y por tanto deteriorar su capacidad exportadora.
Pero ante la falta de apoyo
general, Brasil se vio obligado a tomar medidas compensatorias: estableciendo
un impuesto a las entradas especulativas de divisas, que se querían aprovechar
de altas tasas de interés a los depósitos de extranjeros en su sistema
bancario.
Ahora, la razón fue algo
similar: luchar contra la amenaza de devaluaciones competitivas para proteger
sus economías, que se preparan para exportar la producción a satisfacer la
demanda de sus clientes internacionales. Esta vez el enfoque de su crítica era
contra Japón, por su reciente política monetaria expansionista, para salir del
estancamiento de muchos años.
Los preparativos para la sesión
próxima del G20 llevaron a reuniones entre sus principales líderes, para acordar
una posición común. Una de ellas fue la visita a París de la canciller alemana Angela Merkel para reunirse con el presidente François Hollande, y celebrar el 50
aniversario de la histórica alianza franco-alemana entre Charles DeGaulle y el entonces canciller alemán Konrad Adenauer para la creación del exitoso mercado común europeo.
Esta vez fue alemana la
iniciativa para “regularizar los mercados financieros” implantando una tasa a
las transacciones financieras, con el objeto de penalizar los rendimientos a
transacciones especulativas.
La inquietud europea viene del
temor que están sintiendo por la generalización de las tendencias recesivas de
sus economías. El hecho es que finalizaron el año con una muy marcada tendencia
en la que ya todos están en recesión, incluyendo Francia y Alemania.
Los tiempos, pues, no pintan
bien para la economía mundial pero parece que México va a recibir impulso a su
PIB de las reformas que ya hizo y las que trae en el tintero y acordadas entre
los principales partidos políticos en ambas legislaturas federales.
Esperemos ahora que los
decisores de política económica estadunidense tengan la atingencia de evitar
caer en medidas que intensifiquen las tendencias mundiales hacia la recesión,
que con la excepción de Estados Unidos, China, India y sus socios comerciales,
incluyendo nuestro país, todavía podremos tener buenos niveles de actividad
económica en el futuro próximo.
Presidente del Colegio Nacional de Economistas,
Federación de Colegios de Economistas, A.C. *
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