Diego Fernández de Ceballos al hablar con los medios |
Por Tomado de internet / Proceso
Dia de publicación: 2010-12-20
QUERÉTARO, Qro., 20 de diciembre (apro).- Al cumplirse 220 días de su desaparición en el rancho “La Cabaña” del municipio de Pedro Escobedo, Diego Fernández de Cevallos fue liberado por sus secuestradores, presuntamente en las primeras horas de este lunes.
Al mediodía, a las puertas de su residencia en la calle Virreyes de Las Lomas de Chapultepec en el Distrito Federal, Fernández de Cevallos dio gracias “a Dios y a la virgen” por estar vivo y libre; anunció que como hombre de fe ha perdonado desde el primer momento a sus plagiarios, y que a partir de ahora continuará su vida “como siempre”. Minutos después de sus primeras declaraciones, el exsenador salió con un ramo de rosas rojas en la mano y se dirigió, conduciendo él mismo su automóvil, a la residencia de su pareja sentimental, Liliana León Maldonado.
Por la tarde, en una entrevista radiofónica con José Cárdenas, el exsenador afirmó que, además del fin económico, por el reclamo de una cantidad de dinero, también tuvo una “marcadísima connotación política” y supuestas cuestiones ideológicas.
El excandidato presidencial panista fue atacado —según algunos de los pocos datos que se conocieron en el transcurso de estos siete meses— por tres o cuatro hombres en la puerta de la casa de “La Cabaña”, cerca de la medianoche del viernes 14 de mayo, cuando acababa de estacionar su camioneta.
Finalmente, fue Joaquín López Dóriga quien en un enlace telefónico con los noticieros matutinos de Televisa hizo pública la liberación de Fernández de Cevallos, alrededor de las 9:20 de la mañana. Paulatinamente, en los minutos siguientes fueron confirmando la noticia amigos y socios del prominente abogado panista, entre ellos el exprocurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, y el también abogado Fauzi Hamdam.
En Querétaro, circuló desde muy temprano la versión de que el excandidato había sido liberado en los rumbos donde tiene varias de sus propiedades, y que se encontraba en la casa de uno de sus amigos en esta entidad, pero ni el gobernador José Calzada Rovirosa ni el exgobernador Ignacio Loyola Vera –amigo cercano de El Jefe Diego— pudieron confirmarlo.
Apro pudo conocer que poco después de las once de la mañana, el gobernador Calzada Rovirosa recibió una llamada de Fernández de Cevallos, en la que hablaron sobre la intervención que, sobre todo en las primeras horas de su desaparición, tuvo el gobierno estatal.
En la exhacienda San Germán, sus hermanas María, Helena y Beatriz recibieron numerosas llamadas telefónicas de amigos y otros hermanos, pero fue hasta cerca del mediodía cuando tuvieron la certeza de que su hermano estaba vivo y en libertad.
Pero fue el propio Diego Fernández de Cevallos quien, visiblemente delgado, arropado con una chamarra deportiva de capucha y una enorme barba completamente blanca —sin perder su polémico estilo— quien cerca de las 13:30 horas finalmente apareció ante los medios de comunicación que desde temprano se concentraron en las afueras de su residencia en la calle Virreyes.
Fernández de Cevallos arribó conduciendo un automóvil Mercedes Benz. Tocó el claxon, detuvo el auto, descendió de él y acompañado por dos de sus hijos –Diego y Rodrigo-, se dirigió a los representantes de los medios de comunicación a quienes dijo estas palabras:
“Quisiera decirles que sólo tengo motivos para bendecir a Dios y a la virgen por la ayuda que momento a momento me dieron durante siete meses y fracción. Segundo: Me veo obligado a preparar un boletín informativo para ustedes… quiero repetirlo porque para mí es de la mayor importancia. Tengo tantos motivos de agradecimiento que no quiero incurrir en falta, y me veo precisado a preparar una nota informativa para esos efectos.
“Por lo pronto, quiero aprovechar su presencia, en primer lugar para agradecerles a los medios de comunicación y a los periodistas su actitud verdaderamente profesional y humana. Hubo mesura, hubo categoría moral, se privilegió la vida de una persona, y naturalmente, esto para mí representa todo. Al agradecerles a ustedes aquí presentes y a los que no están, sólo quiero decirles que me encuentro bien gracias a dios, y que estoy fuerte, y que mi vida seguirá siendo la misma…
“Por lo que se refiere a los secuestradores, por supuesto que como hombre de fe, ya perdoné, y como ciudadano, creo que las autoridades tienen una tarea pendiente, pero sin abuso, sin atropello, sin flagelaciones…
“Y finalmente, para concluir este saludo, decirles que tengo una actitud perfectamente definida: vivir para adelante, sin miedos, sin cobardías, sin arrogancias, pero con definición y con valor. Y permítanme recordar al Quijote y hacer sus palabras mías, si la memoria no me traiciona: mis arreos, son las armas; mi descanso, el pelear; mi cama, las duras peñas; mi vivir sea el de luchar…”
Enseguida, ante las preguntas que comenzaron a dirigirle los reporteros, Fernández de Cevallos aclaró que su trato fue “particularmente cálido, amable, comprensivo”, pero no respondería pregunta alguna.
“Este encuentro se acabó aquí y ahora; no voy a responder ninguna pregunta, voy a hacer una nota informativa para tratar de conducirme con responsabilidad, y no quiero actuar como se suele decir, a golpe de palabras, por la trascendencia que tiene para un país, contra cualquier ser humano, lo que en mi persona se realizó… aquí se terminó la entrevista, gracias por todo, ruego su comprensión y los sigo felicitando por haber sido profesionales y humanos”.
En la exhacienda de San Germán, emocionadas, sus hermanas lo veían en televisión. Eran las cinco de la tarde y aún no habían podido hablar con él.
“A las tres de la madrugada recibí una llamada. Alguien que no me quiso dar su nombre –sólo me dijo que era un amigo—, me avisó que ya lo habían liberado… no supe si creerle, ¿cómo, con tanto rumor?”, dijo Beatriz
Fernández a la agencia apro.
“Que se acabe la violencia”.
“Que se acabe la violencia”.
Varias horas después de esta primera aparición, El Jefe Diego salió a la cochera de otro de sus domicilios –en el poniente de la Ciudad de México— y tras las rejas, volvió a dirigir unas palabras a los representantes de los medios, en las cuales se dijo dolido por las noticias que encontró luego de su liberación, particularmente el homicidio de Marisela Escobedo, la activista social que durante meses denunció el homicidio de su hija y exigió el castigo a su asesino.
Se dijo agradecido por el apoyo que “muchísimas personas” brindaron a su familia durante su secuestro.
“En lo personal, ya se los dije y se los repito: gracias a Dios estoy bien, sin agravios; ya perdoné en este primer momento a mis agresores porque soy un hombre de fe. Creo que las autoridades tienen una tarea que realizar en éste y en muchos otros casos más, sin que haya de por medio venganzas, torturas, brutalidad, sino simplemente la participación de un Estado fuerte que proceda contra estos comportamientos que no ayudan a la sociedad, que lastiman”, afirmó.
Fernández de Cevallos pidió que el país “pronto supere tanta violencia que tanto flagela a millones de seres humanos”, y agregó que su caso no debe ser considerado más importante que cualquier otro similar, “por ningún motivo, y sobre todo cuando termina con la privación de la vida de una mujer en Chihuahua”, al aludir al homicidio de Marisela Escobedo.
Agregó: “Hay muchos otros casos de dolor, de desgracia que no pueden quedar olvidados porque se trata de un político de la vida nacional. Por el contrario, si hay muchos motivos de alegría para muchos mexicanos por mi liberación, yo tengo mucho dolor por tantas noticias que he recibido de los que está sucediendo en México en estos días”.
Incluso, Diego Fernández “disculpó” a aquellos medios de comunicación que en ciertos momentos dieron por consumada su liberación, pues fueron equivocaciones “y no juzgo a nadie; estoy para agradecerles que ha prevalecido su profesionalismo y su sentido humano, han sido verdaderamente cuidadosos de una vida, y eso ni con la vida se paga”, concluyó.
Más tarde, en una entrevista radiofónica con José Cárdenas, quien el pasado 28 de noviembre anunció que Diego Fernández había sido liberado, el exsenador reconoció que tenía sentimientos encontrados.
Afirmó que sentía mucha alegría por reencontrarse con los suyos, con su familia, pero apuntó que le duele los crímenes ocurridos como «el asesinato de la mujer asesinada en Chihuahua».
Destacó que él ha sido liberado por sus captores, mientras que muchos otros han sido ejecutados, lo que le duele mucho.
Reveló que durante su cautiverio recibía información de crímenes que ocurrían en el país, y conoció del asesinato del alcalde de Hidalgo, Nuevo León, Edelmiro Cavazos; y del candidato del PRI a gobernador de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú.
Los primero días
Reveló que durante su cautiverio recibía información de crímenes que ocurrían en el país, y conoció del asesinato del alcalde de Hidalgo, Nuevo León, Edelmiro Cavazos; y del candidato del PRI a gobernador de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú.
Los primero días
El rancho “La Cabaña” se localiza en terrenos agrícolas de alfalfa y forrajeros en el municipio de Pedro Escobedo, entre la capital queretana y San Juan del Río.
La noche del 14 de mayo, Fernández de Cevallos había llegado a dormir a una de sus propiedades en la zona luego de reunirse con amigos y comer en otro de sus ranchos, la exhacienda La Barranca, en territorio guanajuatense, muy cerca de los límites con Querétaro. Su velador dijo haber escuchado la camioneta del excandidato al arribar a “La Cabaña”, pero fue hasta la mañana del sábado cuando el jardinero se percató de que el vehículo estaba abierto; había sangre y pisadas alrededor, y su patrón no estaba en la casa.
La movilización inicial de la Procuraduría del estado y la General de la República, así como el Ejército y otras instancias para investigar la desaparición de Fernández de Cevallos fue frenada abruptamente y transformada en un hermético silencio el lunes 17, cuando el exprocurador Antonio Lozano Gracia difundió un comunicado pidiendo a los plagiarios establecer contacto, y la PGR anunció que suspendería las pesquisas oficiales.
De ahí en adelante, se conocieron tres mensajes atribuidos a sus secuestradores (identificados en las redes virtuales como “misteriosos desaparecedores”), quienes divulgaron dos cartas del excandidato pidiendo a su hijo Diego atender la negociación “sin escatimar”, y recurrir a sus amigos y socios Antonio Lozano Gracia y Juan Collado para agilizar la obtención del monto del rescate, fijado en 50 millones de dólares.
Los secuestradores también difundieron dos fotografías de Fernández de Cevallos sosteniendo un ejemplar de la revista Proceso –la que circuló en la semana posterior a su secuestro- con la portada y con una imagen en interiores donde aparece con el expresidente Carlos Salinas de Gortari.
Hasta el viernes 17 de diciembre –varios meses después de las últimas imágenes de El Jefe Diego- se conoció un nuevo comunicado de los ahora “exmisteriosos desaparecedores”, actualmente autonombrados “Red Transformadora Global”, en el que anunciaron que “en breve” liberarían al político panista.
El grupo difundió mediante correos electrónicos tres mensajes bajo el título de “Epílogo de una desaparición”, un amplio manifiesto de insurgencia social en el que definieron este secuestro como “un acto de desagravio” y una muestra de que los hombres más poderosos de este país no son intocables.
En estos comunicados, se describe a Diego Fernández de Cevallos como un defensor y cómplice de capos del narcotráfico, políticos corruptos y empresarios encumbrados a los que ha defendido en litigios contra el Estado y los débiles, no obstante lo cual aclararon que habían respetado su integridad física.
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